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Las manos de Kremlin estarían teñidas de rojo y es que, según reporta el diario El País, fuentes de los servicios de inteligencia españoles apuntan a Moscú como el responsable del crimen contra un piloto desertor del Ejército ruso, Maxim Kuzminov, quien fue acribillado la semana pasada en una localidad de Alicante.

Se cree que bajo la orden de Rusia se habrían enviado posibles sicarios para cometer el asesinato, aunque existen dudas sobre qué agencia de inteligencia estaría detrás de ello, aunque el jefe del servicio encargado de operaciones en el exterior se refería con duras palabras este martes al piloto.

Sergey Naryshkin, director de Inteligencia Exterior, dijo a periodistas que Kuzminov se había convertido en “un cadáver moral” desde que comenzó a planificar su deserción. “Este traidor y criminal se convirtió en un cadáver moral ya en el momento en que planeaba su sucio y terrible crimen”, sostuvo.

El caso de Maxim Kuzminov no es el único, ya que en variadas oportunidades Rusia ha sido acusada de matar o intentar matar a opositores en otros países, tales como en el conocido caso de Alexander Litvinenko o en el de Serguei Skripal y su hija.

Caso Ltivinenko

En noviembre de 2006, en Londres, Alexander Litvinenko fue a tomar té en el hotel Millennium con ex colegas de la inteligencia rusa. Sin embargo, la infusión que bebió el ex oficial fugitivo de la KGB estaba adulterada con polonio radioactivo y 22 días después falleció.

Poco antes de su fatídico final, Litvinenko ya tenía claro quién habría estado tras su envenenamiento. “Estoy contenta de que las palabras que mi marido pronunció en su lecho de muerte cuando acusó al señor Putin de su asesinato hayan resultado ciertas en un tribunal inglés”, señaló su esposa Marina Litvinenki

El desertor era un conocido crítico del Kremlin. Acusó al Servicio Federal de Seguridad de Rusia de haber estado detrás de los mortales atentados con bombas que ocurrieron en el país en 1999 y también acusó a Putin de estar involucrado con el crimen organizado.

Una investigación británica apuntó contra dos acusados; Andrei Lugovoy, exoficial de la inteligencia rusa y que al día de hoy se desempeña como legislador en su país natal, y Dimitri Kovtun, quien falleció de COVID-19 en 2022. Las autoridades británicas nunca lograron su extradición.

En 2021, El Tribunal Europeo de Derechos Humanos también señaló a Moscú como el principal responsable, aunque desde el Kremlin siempre lo han negado.

Caso Skripal

En marzo de 2018, un padre y su hija fueron encontrados moribundos en un parque de Salisbury, Inglaterra. Se trataba de ser Serguei Skripal, un ex espía ruso, y Yulia, quienes habían sido envenenados con el agente nervioso soviético Novichok, el que fue aplicado a la manilla de la puerta de su casa.

Skripal había sido encarcelado por las autoridades rusas en 2006 por entregar secretos de Estado a los británicos, pero fue liberado cuatro años después en un intercambio de prisioneros con Estados Unidos. Así se estableció en Inglaterra y fue consejero de inteligencia rusa para los gobiernos de varios países.

En este caso, los funcionarios británicos también acusaron al Kremlin de haber ordenado su envenenamiento, en este caso con el agente nervioso Novichok, misma neurotoxina con la que fue envenenado en 2020 el reciente fallecido líder opositor ruso Alexey Navalny.

El caso de Skripal provocó la expulsión de decenas de diplomáticos rusos de una veintena de países aliados de Reino Unido, en lo que se considera una de las mayores crisis diplomáticas entre Rusia y Occidente. Así, se suma un nuevo caso de persecución por parte del Kremlin a sus enemigos, incluso fuera de sus fronteras.

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