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Premiación a la OPAQ revive la controversia. Arafat, Obama y la Unión Europea en el recuerdo.

La última voluntad de Alfred Nobel fue que se reconociera a aquellas personas que desempeñaran un trabajo que lo suficientemente excepcional como para beneficiar a la humanidad. Así es como Nelson Mandela o Teresa de Calcuta obtuvieron el galardón, además de contar con la aprobación de la opinión pública. 

No obstante, la premiación de este año a la Organización de Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), en desmedro de Malala Yousafzai, Julian Assange o Edward Snowden, ha vuelto a recordar la polémica que rodea esta condecoración.

Geir Lundestad, director del Instituto Noruego del Nobel, señaló que siempre habrán voces disconformes con los candidatos elegidos, aunque espera comprensión y simpatía este año con el Nobel de la Paz otorgado a la OPAQ.

Las críticas a la premiación no se hicieron esperar, aunque esta no ha sido la única distinción que ha sido recibida con gran desaprobación: en 1994 el galardón de la paz fue compartido por el ex Presidente israelí Simón Pérez y el fallecido líder de la Autoridad Nacional Palestina Yasser Arafat; o el inesperado reconocimiento que obtuvo el año 2009 Barack Obama, Presidente de un Estados Unidos involucrado en guerras y que envió más de 30 mil soldados a Afganistán en esos días.

El año pasado la polémica estuvo a cargo de la Unión Europea, quien recibió más de un millón de dólares al ser distinguidos con el Nobel de la Paz, en medio de los recortes y ajustes presupuestarios que viven los países del viejo continente.

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