Yoonjung Seo/CNN

(CNN) – Cientos de miles de profesores protestaron en Corea del Sur tras el presunto suicidio de una profesora al que se achaca la carga que soportan los educadores en un país famoso por su sistema educativo de alta presión.

Los profesores, enfadados, afirman que se enfrentan a exigencias demasiado duras e incluso al acoso de padres agraviados, y piden una reforma legal y mayores protecciones.

Hasta 200 mil manifestantes participaron en una concentración este sábado, según la Federación Coreana de Asociaciones de Profesores, citando a los organizadores del acto. Y este lunes, unos 50 mil profesores dejaron de trabajar y se reunieron en la capital para conmemorar a la profesora que murió, según los organizadores, a pesar de las advertencias iniciales de las autoridades de que la huelga se consideraría “ilegal”.

La profesora, que impartía clases en el aula de primer curso de la escuela primaria Seoi de Seúl, murió en el campus el 18 de julio, según anunciaron en agosto el Ministerio de Educación del país y la Oficina Metropolitana de Educación de Seúl, que llevaron a cabo una investigación sobre la muerte. No dieron el nombre de la profesora.

Dos días después de su muerte, la superintendente de la oficina metropolitana de educación, Cho Hee-yeon, señaló que la profesora había tomado “una desafortunada decisión extrema”, eufemismo habitual en Corea del Sur para referirse al suicidio.

Cho dijo que la Policía seguía investigando, pero reconoció “la realidad de que las actividades educativas legítimas de los profesores no están protegidas“, e instó a tomar “medidas especiales” para proporcionar a los profesores más protección legal e institucional.

Tras iniciar una investigación, las autoridades educativas abordaron varios rumores que habían circulado por las redes sociales, entre ellos el de que una disputa entre dos alumnos había influido en la muerte de la profesora.

Los padres de los dos alumnos implicados habían asistido a una reunión con la profesora, según declaró el viceministro de Educación en agosto, cuando las autoridades anunciaron sus conclusiones. La profesora había recibido “múltiples llamadas telefónicas” de uno de los padres, y se había sentido “incómoda y angustiada por la forma en que el padre averiguó su número de móvil personal”, dijo.

Sin embargo, el viceministro añadió que aún no estaba claro si la profesora se había enfrentado a algún tipo de “violencia verbal” por parte del padre de familia.

“Basándonos en el diario de la profesora y en los resultados de las entrevistas con sus colegas, la (investigación) averiguó que la profesora tenía un alumno problemático y tenía dificultades para llevar la clase, y la profesora tenía mucho trabajo, ya que era el comienzo del semestre”, dijo.

Las autoridades no facilitaron más detalles, como la causa de la muerte de la profesora o los motivos que la provocaron.

Profesores de Corea del Sur, en el punto de mira

El suicidio de la profesora fue un punto de inflexión para muchos profesores y personal educativo de toda Corea del Sur, que llevan mucho tiempo quejándose de sentirse incapaces de disciplinar a sus alumnos por temor a represalias. Otras noticias recientes sobre suicidios de profesores han avivado esa creciente indignación, con varias semanas de protestas antes de la huelga de este lunes.

Los datos del gobierno muestran que 100 maestros de escuelas públicas en Corea del Sur —en su mayoría maestros de escuela primaria— se suicidaron entre enero de 2018 y junio de 2023.

Los datos no especifican qué factores contribuyeron a sus muertes, y no está claro cuántos de esos suicidios estaban relacionados con los trabajos de los profesores. Pero muchos en la comunidad educativa han culpado a una controvertida ley de abuso infantil que se introdujo en 2014.

Según esta ley, cualquiera que sospeche un caso de abuso infantil puede denunciarlo a las autoridades sin necesidad de aportar pruebas. A continuación, las autoridades pueden investigar la denuncia, lo que incluye visitar el presunto lugar de los abusos —en este caso, las escuelas— e interrogar a las partes pertinentes.

Los profesores afirman que pueden ser objeto de ataques injustos por parte de padres que consideran que sus hijos han sido menospreciados, lo que a veces pone en peligro sus puestos de trabajo.

En una encuesta del Sindicato Coreano de Profesores y Trabajadores de la Educación, más del 60% de los 6.243 encuestados afirmaron haber sido denunciados personalmente por maltrato infantil o conocer a otro profesor que lo hubiera sido.

“La actual ley de prevención del abuso infantil restringe la enseñanza y la orientación de los profesores en las aulas“, afirmó una mujer que participaba en la huelga este lunes, a la que CNN no nombra por razones de privacidad.

“Por supuesto, la mayoría de los profesores y padres son buenos, pero algunos padres abusan de esta ley y demandan a los profesores por maltrato infantil“, sostuvo la mujer, que dijo ser profesora de primaria.

Otra de las asistentes a la protesta, que tampoco quiso dar su nombre, contó que llevaba 10 años enseñando.

“Hay muchas dificultades para enseñar a los niños en las aulas porque los profesores no tienen autoridad“, dijo a CNN. “Aunque la Ley de Prevención del Abuso Infantil se creó con buenas intenciones para proteger a los niños, está sujeta a normas muy vagas“.

Añadió que muchos profesores están sometidos a un gran estrés por miedo a ser denunciados por padres enfadados, incluso por dar pequeñas reprimendas a los alumnos u otras medidas disciplinarias en el aula.

Las autoridades han intentado apaciguar a los profesores, reconociendo sus quejas.

Cho, el superintendente de la oficina de educación de Seúl, instó a los profesores a no convertir este lunes en un “día de caos”. En una declaración en línea, propuso establecer un órgano de consulta que pueda “averiguar la verdad tras la muerte de la profesora de la escuela primaria de Seoi” y proteger el derecho de los alumnos a la educación, al tiempo que “se reúnen para encontrar una forma de conmemorar al profesor que desgraciadamente falleció”.

El ministro de Educación, Lee Joo-ho, advirtió la semana pasada que la huelga prevista era una “acción colectiva ilegal” que vulneraba el derecho de los alumnos a la educación, pero el domingo adoptó un tono más conciliador en otra declaración, afirmando que había escuchado “los gritos desesperados de los profesores” y que no responsabilizaría a ninguno de los participantes en la huelga de este lunes.

El ministerio “ha preparado un plan integral para restaurar y reforzar la protección de los derechos de los profesores y mejorar el sistema irracional que los ha causado”, escribió Lee, añadiendo que el ministerio ha pedido al gobierno que “legisle rápidamente leyes para que las actividades educativas razonables de nuestros profesores puedan distinguirse de los delitos de abuso infantil”.

Incluso el presidente Yoon Suk Yeol ha intervenido, diciendo a sus asesores en una reunión celebrada este lunes: “Debemos tomarnos en serio las voces alzadas por los profesores el pasado fin de semana y hacer todo lo posible para establecer la autoridad docente y normalizar el ámbito educativo“, según una declaración de la oficina del portavoz presidencial.

Llamado al cambio

Pero los manifestantes y los profesores afirman que no estarán satisfechos hasta que se modifique la ley contra el maltrato infantil. “Protegeremos (a los profesores) y haremos cambios para que ni un profesor más decida quitarse la vida”, declaró uno de los grupos de protesta, Todos Juntos Como Uno, según Reuters.

En el exterior de la escuela donde murió la profesora, los dolientes colocaron este lunes coronas funerarias y flores blancas, y escribieron mensajes en un muro con notas Post-It.

Las protestas y la atención prestada a los suicidios de profesores reflejan problemas de salud mental más amplios en Corea del Sur y críticas de larga data a su agotador sistema educativo.

Corea del Sur tiene la tasa de suicidios más alta de los países de la OCDE, que aumenta entre los adolescentes y los jóvenes veinteañeros, según el Ministerio de Salud del país.

Muchos adolescentes citan la educación como su mayor preocupación, ya que la mayoría de los estudiantes coreanos van directamente de la escuela ordinaria a clases extraescolares en centros privados, antes de seguir estudiando por su cuenta hasta altas horas de la noche.

Ese estrés se extiende a los padres, muchos de los cuales empiezan a invertir dinero en la educación de sus hijos desde que pueden caminar. En 2022, los surcoreanos gastaron un total de 26 billones de wones (casi US$20 mil millones) en educación privada, según el Ministerio de Educación.

Y en una encuesta realizada este año por la Federación Coreana de Asociaciones de Profesores, en la que participaron 6.751 encuestados que trabajaban como profesores desde el jardín de infancia hasta la universidad en todo el país, solo el 23,6% expresó satisfacción con su trabajo docente, un mínimo histórico, tras haber caído desde casi el 68% en 2007, según el grupo.

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