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(EFE) – Tras más de diez meses de parálisis política en el Irak por la incapacidad del fragmentado Parlamento de escoger un nuevo presidente y formar Gobierno, la situación ha alcanzado un punto de no retorno tras el anuncio de retiro del clérigo más influyente del país, el chií Muqtada al Sadr, algo que ha desatado el caos no solo en Bagdad sino también en algunas provincias del sur.

Tal ha sido el caos, que miles de sus seguidores han tomado el Palacio presidencial y el del Gobierno en Bagdad en unas manifestaciones que se han saldado con al menos 12 muertos. “Había decidido no intervenir en los asuntos políticos, pero ahora anuncio mi retirada definitiva y el cierre de todas las instituciones (sedes)” del bloque parlamentario Sadrista, dijo en un comunicado que lleva condicionando la política del país desde principios de siglo e instigó dos recientes asaltos al Parlamento en julio.

El mencionado bloque Sadrista, con 73 de los 329 escaños de la Cámara, salió vencedor de las elecciones de 2021, pero el boicot a las propuestas de Al Sadr provocó que el clérigo hiciera dimitir a todos sus diputados en junio y, desde entonces, ha ejercido presión en las calles.

Imágenes difundidas por las televisiones locales mostraron a una multitud saltando la valla del Palacio Presidencial y dándose un chapuzón en la piscina para hacer más llevadera la protesta en medio de los 46 grados centígrados que azotaron hoy a Bagdad, y en un acto reminiscente al de Sri Lanka de hace un mes.

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Ante esta situación y sin las instrucciones de los líderes sadristas para apaciguar a la multitud, las autoridades iraquíes declararon un toque de queda en Bagdad que entró en vigor a las 15:30 hora local (12.30 GMT), aunque eso no disuadió a los manifestantes.

Otro toque de queda, esta vez en todo el país, fue declarado posteriormente ante la escalada de la violencia en las protestas, que se esparcieron por otras localidades de Irak, especialmente en las provincias del sur, el principal bastión de Al Sadr.

“La suspensión de las instituciones del Estado es una cuestión peligrosa que pone en grave riesgo al país y a los intereses de los ciudadanos”, dijo el presidente iraquí, Barham Saleh, en un comunicado en el que urgió a los manifestantes a retirarse de los edificios gubernamentales.

Por su parte, la misión de Naciones Unidas en Irak calificó la actual escalada de “extremadamente peligrosa” e instó a los manifestantes a “cooperar con las fuerzas de seguridad y evitar acciones que puedan desencadenar una cadena de acontecimientos imparable”, según un comunicado.

Asimismo, Estados Unidos hizo este lunes un llamado al “diálogo” en Irak ante la multitudinaria manifestación, una situación que calificó de “preocupante”, en palabras del portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.

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