(EFE) – Más de 200 migrantes fueron interceptados por la Guardia Costera libia cuando pretendían cruzar el Mediterráneo en un endeble bote de goma y devueltos a puerto. Esto, aunque Libia está considerado como un país “no seguro”, informó este jueves la Organización Internacional de la Migraciones (OIM).
Según este organismo asociado a la ONU, los migrantes fueron desembarcados la noche de miércoles y recibieron los primeros auxilios de sus trabajadores antes de que las autoridades libias se hicieran cargo de ellos para trasladarlos a un centro de detención en el noroeste del país.
Con esta operación, son ya más de 1.700 las personas interceptadas desde el inicio de febrero en alta mar por unidades de la Guardia Costera libia, un cuerpo que está bajo la sospecha de distintas organizaciones humanitarias internacionales por sus supuestos vínculos con las mafias que se dedican al lucrativo negocio del contrabando de personas.
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El pasado domingo, las autoridades italianas concedieron permiso para entrar en el puerto y desembarcar al barco de rescate humanitario “Ocean Viking”, que llevaba en su cubierta a 422 migrantes rescatados del Mediterráneo en los últimos días.
En esta “ruta migratoria del Mediterráneo Central”, considerada la más mortífera del mundo, también navega y trabaja el barco Astral, fletado por la organización “Open Arms”, que ya ha rescatado a medio centenar más.
Libia, un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los distintos grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadaf, es el epicentro de la llamada ruta migratoria del Mediterráneo Central.
Desde entonces, más de un millón de personas se han aventurado desde sus playas en busca de un futuro en el norte del Mediterráneo.
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