Por Carolina Urrejola
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“Cuando seamos mayoría en el Congreso, presentaremos un proyecto que se haga cargo de esa ley de tres causales” dijo esta mañana en Canal 13 el presidente del Partido Republicano, Arturo Squella.

Si bien en un principio insistían en que el tema no debía quedar en la Constitución y que aceptarían lo que hay actualmente – la convivencia entre el artículo 19 del actual texto, que consagra el derecho a la vida y la ley que permite la interrupción del embarazo en tres causales específicas-.

Sin embargo, en una de las enmiendas presentadas, y “para no dejar el tema en un vacío sin bajada alguna” dijo Squella, se propone como norma constitucional la protección de la vida del niño que está por nacer con el elemento de que todo ser humano es persona” porque a juicio del partido protege mejor el derecho a la vida, pero en ningún caso lo saca de la interpretación que le pueda dar el TC.

Este cambio en el discurso responde a la tensión que hay al interior de la propia bancada de consejeros republicanos, pues varios de ellos están por una postura radical: prohibir en la carta fundamental la interrupción del embarazo por cualquier motivo.

Sea como sea, lo que anticipa este asunto es la intención de la mayoría republicana por desandar lo avanzado tras largos años de debate democrático, un avance civilizatorio que sacó a Chile del penoso cuadro de los países contados con los dedos de una mano que impiden cualquier forma de aborto.

Se puede estar en contra del aborto por motivos éticos, morales y religiosos, pero pretender imponérselos a la mayoría de los ciudadanos es algo que en todo el mundo desarrollado se ha terminado rechazando.

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