Por Fernando Paulsen
{"multiple":false,"video":{"key":"czxpqSMq0F3","duration":"00:01:43","type":"video","download":""}}

Hay ciertas cosas que se aprecian en serio y otras que se aprecian más de palabra que en los hechos.

Veamos Isla de Pascua, Rapa Nui. Está en todos los posters de turismo en Chile. El Sau Sau Reva lo conocen millones y se enseña en los colegios. Identificamos los moais muy fácilmente y ostentamos fuera del país la maravilla cultural que es Rapa Nui.

Pero ese territorio, patrimonio de la humanidad, es frágil y dentro de las opciones de atención por su cuidado está allá en el sótano.

Esta semana se quemaron 100 hectáreas de uno de los sitios arqueológicos más notables del mundo, donde está la mayor cantidad de moais: en el cráter Rano Raraku, cuna de la cantera donde se construían históricamente los moais de la isla.

Lee también: Rincón por elección de Fiscal Nacional: “La justicia cuando es sólo simbólica (como con clases de ética) es lo mismo que impunidad”

En la isla se calculan en cerca de 900 los moais y, además, hay como 280 plataformas utilizadas como centros ceremoniales antiguos.

El alcalde de Rapa Nui ha señalado que hay daño irreparable, que las estatuas se craquean con el fuego y se pueden convertir rápidamente en arena.

Es verdad que hay costumbres agrícolas en la isla de hacer roces en pastizales, para hacer espacio y de uno de estos roces se cree que partió este incendio.

Lo que no calza es la fascinación general, mundial incluso, que existe por ese lugar y sus moais, y lo que se dispone para cuidarlo, que es paupérrimo.

Son 8.000 personas a 3.700 kms del continente, que viven en un museo al aire libre y que merecen mucha más atención gubernamental, para cuidar lo que invocamos con orgullo, cuando de patrimonio de la humanidad se trata.

Tags:

Deja tu comentario