Si la política no es para representar, mediar y acordar, no es política. Y en los tres ítems los profesionales de este arte están al debe.
O contra el tiempo o cuando no les queda otra.
El 15 de noviembre, en medio de un estallido o en la Comisión Experta, cuando nadie tenía esa mayoría que permite poner el pie encima al adversario.
Parece que solo así ceden. Y que son capaces de poner el pie en el acelerador o de tranzar cuando sienten en riesgo el sistema que los alberga.
El mensaje que le entregan a los ciudadanos es que no deben entregarle a ningún sector una mayoría abrumadora.
Y si no reaccionan en vez de ser la política el arte de lo posible, van a convencer a la ciudadanía de que es posible y tal vez deseable vivir sin políticos que está a 30 cm de decidir vivir sin democracia.
A lo único que le han hecho mejoras es a una especie de invernadero donde se cultiva el terreno para un extremismo. ¿De qué signo político? No lo sabemos.
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