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En el 2016 entró en vigencia la Ley de Etiquetado como un esfuerzo para luchar contra la obesidad en el país. Al respecto, un nuevo estudio analizó el desarrollo y efectividad de esta normativa a cinco años desde su promulgación.

En conversación con CNN Chile, Nano Barahona, PhD de Economía en Stanford, manifestó que este proyecto de investigación comenzó en el 2015 cuando comenzó a formularse la ley. “Dijimos que esto era relevante y grande y que, por lo tanto, teníamos que estudiarlo”, explicó.

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El equipo de investigadores, constituido también por Cristóbal Otero, Sebastián Otero y Joshua Kim, recurrió a diferentes stakeholders de la industria y un supermercado con presencia a nivel nacional les ofreció su base de datos “para poder entender lo que la gente estaba haciendo al interior del recinto”.

“A lo largo de sus supermercados tienen cajas registradoras y, cada vez que una persona compra un producto, el código de barra de este pasa por la caja y eso queda registrado en una base de datos”, detalló. Estas compras entregan información sobre lo que adquiere la gente y a qué valor.

Posteriormente, los especialistas combinaron estos datos con la diferente información nutricional de los alimentos y, en base a eso, pudieron calcular “si las personas están consumiendo productos con más azúcar o menos azúcar antes o después de la ley”.

Tras analizar la información, llegaron a la conclusión de que “dada la discusión de política pública que se tuvo en Chile (…) la ley funcionó bastante bien”. El equipo encontró que la cantidad de azúcar o calorías consumidas por cada peso gastado en esta cadena de supermercado disminuyó entre un 7% y 9%.

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Para entender cómo las personas interactúan con los sellos, los autores se centraron en la categoría de cereales para el desayuno. “Lo que vimos es que la gente se cambió de los cereales con etiqueta a los sin etiqueta, o sea, de productos poco sanos a otros más sanos”, dijo.

“Estos cambios no fueron en productos súper altos en azúcar y calorías, sino que en aquellos que la gente pensaba que eran bajos, pero que terminaron teniendo un sello. Por ende, las personas aprendieron que, en el fondo, sus percepciones eran equivocadas y se cambiaron a alimentos que sí eran saludables como ellos querían”, recalcó.

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