La conductora de Tolerancia Cero, Mónica Rincón, abordó el caso del ministro de la Corte Suprema, Diego Simpertigue, quien actualmente enfrenta una acusación constitucional en el denominado Caso Muñeca Bielorrusa.
Los diputados de la Comisión Revisora de la Acusación Constitucional contra el ministro de la Corte Suprema, Diego Simpertigue, dieron pie atrás, pero finalmente aprobaron el libelo que ahora pasa a la Sala de la Cámara Baja. Faltaban, se dijo, documentos que acreditarían que él habría pagado los pasajes para los cruceros con los abogados de la empresa bielorrusa.
Sería irrelevante en cualquier instancia poner el foco únicamente en si pagó o no los pasajes: eso deberá dilucidarse en sede penal, porque de ello depende en parte si hubo o no un eventual cohecho.
Lo realmente relevante de esta acusación es lo impresentable (en palabras del presidente del Colegio de Abogados) que resulta que Simpertigue haya viajado con abogados que litigaban en causas que él falló, y además a favor de sus amigos.
Ese hecho, grave por donde se mire, rompe la igualdad de armas entre los abogados de Codelco y la empresa bielorrusa. La explicación del magistrado, de que no sabía que sus compañeros de viaje representaban a la parte que él favoreció, es increíble. Literalmente increíble para cualquiera que la haya escuchado después de las 12 del día.
Falta que tengamos que creer, como dijo el abogado defensor, que uno de los cruceros fue planificado por las esposas y el otro una “dolorosa casualidad”. Claro: de los 7 mil millones de personas del planeta justo coincidieron ellos en el mismo crucero.
Triste, pero hay que ver el vaso vacío; lo de medio lleno, ni un cuarto de lleno en estas materias. En esta carrera presidencial no se ha puesto el foco en estos casos de corrupción en el sistema judicial, y este gobierno, que ya termina, tampoco impulsó con fuerza la reforma al sistema de nombramientos judiciales.
Tarea más que urgente para la nueva presidencia de la Corte Suprema y para el próximo gobierno.