Por Jorge Navarrete
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Se dice que no son los ciudadanos y son nuestras elites las que están polarizadas. Probablemente, hay algo de eso, especialmente cuando uno ve la poca energía ciudadana que tiene la elección del próximo domingo.

Entre otras cosas, resulta que una vez más fracasamos en la posibilidad de tener un amplio acuerdo, pero los riesgos de la polarización no solamente tienen que ver con la falta de acuerdos, más todavía con el desprestigio y descrédito a la política, especialmente respecto a ciudadanos que ven una y otra vez frustradas sus esperanzas y aspiraciones en la emergencia del populismo.

Lo que ocurrió este domingo al otro lado de la cordillera demuestra que las oportunidades de la clase política no son infinitas y yo me pregunto qué va a ocurrir después del próximo domingo.

Vamos a seguir estirando el elástico hasta que probablemente se rompa o, por el contrario, vamos a entender la importancia que tiene que la política vuelva a recuperar esta capacidad de resolver los problemas de los ciudadanos. La respuesta a esa pregunta es más bien difícil y yo confieso que estoy algo escéptico.

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