Por Eduardo Sepúlveda
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En este, mi primer minuto de confianza en Tolerancia Cero, hablaré de periodismo, mi profesión por 30 años.

Participé esta semana en la entrega del Premio Lenka Franulic, a la emblemática reportera política Patricia Silva. En mi discurso recordé cuánto le debe Chile al periodismo político en general y a las mujeres periodistas en particular. Recordé con cariño a Raquel Correa, con quien tuve la suerte de formarme en mis primeros años de reportero.

Porque la política es un mundo en que ha predominado lo masculino, en sus tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Pero desde el cuarto poder, como se conoce al periodismo, las mujeres han cumplido un rol clave en nuestra historia. En este programa participan mujeres periodistas que mantienen vivo ese rol de fiscalizar al poder.

Creo que la calidad de una democracia se mide, en buena parte, por la salud de su sistema de medios. Un país con medios diversos, con distintas miradas editoriales que pueden expresarse con libertad es un mejor país.

La fricción entre ideas distintas, incluso opuestas, permite que las posiciones se vayan puliendo con esa fricción, y eso nos acerca al sentido común. Y a la verdad, que habita en algún lugar, más allá o más acá, de esas posiciones distintas.

Eso intentaré hacer aquí en Tolerancia Cero: ofrecer una mirada propia, alternativa incluso. Me toca también ocupar el asiento que usaba Francisco Covarrubias, el ahora rector Covarrubias. Espero estar a su altura (no sé si física, porque el debe medir unos 20 centímetros más que yo), pero al menos en seriedad y honestidad intelectual.

Esta semana vimos más episodios que muestran cómo nuestro sistema político está roto; no solo dividido, sino desmembrado. Nuestras instituciones atraviesan momentos críticos. Los periodistas podemos ayudar; tratando de ser la sutura que ayude a reparar este sistema fracturado. La prensa ha recibido críticas, incluso del propio presidente de la República.

No estamos de acuerdo con muchos de estos reproches. Los periodistas chilenos, cada uno desde su mirada de la realidad, trabajamos cada día para cumplir con una labor que sentimos un servicio público. Y que no es otra cosa que tratar de hacer de Chile un mejor país para vivir: para vivir juntos aunque seamos distintos. Aunque seamos muy distintos.

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