Otra vez tenemos una universidad en crisis. Después de los escandalosos cierres de la Universidad del Mar y de la Arcis, y de la quiebra de la Iberoamericana, ahora es la Universidad del Pacífico la que enfrenta un escenario que podría ser terminal.
Las autoridades hablan de la eventual revocación del reconocimiento de una institución que ya perdió la acreditación y que arrastra por años una seria crisis académica y económica.
El completo descontrol en que se crearon, acreditaron y financiaron mediante el CAE muchas estas instituciones por tanto tiempo, nos sigue pasando la cuenta.
Cuántos millones destinó el Estado a créditos para universidades que no cumplían estándares mínimos. Cuánto dinero, tiempo e ilusiones dilapidadas por miles de alumnos embaucados con el sueño de ser profesionales, para despertar con la pesadilla de una deuda abultada y un cartón que sirve de poco o nada.
Por estos días, el sistema está en plena transición. La CNA, en que algunos consejeros transaron sin pudor acreditaciones, está siendo reemplazada por una nueva institución, ahora sin la absurda presencia de representantes de las propias universidades.
Al menos en teoría parece un avance. Uno que sin embargo llega demasiado tarde para los 2.648 estudiantes que tendrán un fin de año nada de pacífico.
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