Por Fernando Paulsen
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No sé si será récord mundial, pero sin duda debemos estar entre los países más afectados por un tipo de robo especial: el de computadores, justo cuando la justicia investiga posibles delitos, y necesita periciar los computadores asociados al evento. El diario The Clinic, entre otros, esta semana hizo un recordatorio de esos casos.

En el caso MOP-Gate, denominado también como caso de sobresueldos, se denunció el robo del computador del jefe de finanzas de vialidad, en plena investigación judicial, quien fue, más tarde, condenado a pena de cárcel.

En la colusión del confort, que afectaba a las papeleras y SCAChile, la investigación dio cuenta de la desaparición de varios computadores, que después se supo fueron arrojados al canal San Carlos. Un subgerente de CMPC reconoció, más tarde, “era mejor eliminar toda la información“.

En el caso SQM, 20 computadores, que eran parte de la investigación, se denunciaron como robados de una oficina del SII de Providencia.

Después del estallido social, dos veces, en 2019 y 2020, la Comisión Chilena de DD.HH. denunció el robo de computadores, que contenían información recabada por la Comisión sobre violaciones a DD.HH. durante el estallido.

Y, en octubre de 2020, se robaron varios computadores antiguos y nuevos de la Secretaría Regional Metropolitana de Salud. La noticia coincidió con la negativa del Ministerio de salud de entregarle al Ministerio Público los correos electrónicos del ministro Mañalich, mientras se investigaba la calidad de la información sobre fallecidos por COVID-19.

Y, ahora, 23 computadores del Ministerio de Desarrollo Social, en medio del Caso Convenios, robo que parece haberse digitado desde la cárcel, donde ya hay detenidos y fueron recuperados.

Si no se hace una película con este guion, nos estamos perdiendo un Oscar.

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