Por Fernando Paulsen
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Todas las universidades están advirtiendo sobre ChatGPT, una aplicación de inteligencia artificial, que pasa por humano y responde a cualquier pregunta, sobre cualquier tema. ¿Sabe de lo que estoy hablando? Pruebas o trabajos respondidos no por el alumno, sino por un ingenio tecnológico.

Los espías del siglo XX eran los tipo James Bond, idealizados por el cine, que trabajaban para su gobierno. Los espías del siglo XXI se llaman Edward Snowden o Julian Assange, creador de Wikileaks, y recientemente Jack Texeira, acusado de filtrar archivos secretos del Pentágono.

Ya no trabajan para sus gobiernos, sino que dicen revelar secretos que la gente tiene derecho a conocer.

Lo tecnológico digital está avanzando a una velocidad increíble. Cuando el 70% de la población todavía se complica al usar computadores y celulares, la ola de nueva tecnología celular, mal usada, apunta no solo a personas sino a desnudar empresas, gobiernos, confeccionar mentiras que pasen por verdades y un largo etcétera.

¿Qué tan preparados estamos? ¿Sabe qué hacer si le roban el celular, donde está toda su vida personal, familiar y económica? ¿Sabe cómo verificar una información para saber si es real o falsa?

Urge ajustar los planes de estudio para vencer el apabullante analfabetismo digital, que nos deja a merced de redes y mensajes que parecen reales, obligados a pagar por mantener nuestra información de vida en forma segura.

Es hora de programas educativos nacionales en cultura digital. Si saber leer y escribir sacan a una nación de la prehistoria, saber moverse en un mundo que hará que todo lo analógico sea digital, es un seguro nacional contra la ignorancia moderna. No esperemos un desastre personal o nacional, para darnos cuenta que estamos atrasados. Esta vez miremos adelante y no siempre para atrás.

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