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La pandemia por coronavirus exacerba otros problemas existentes en nuestras sociedades. Uno de ellos es la migración y las dificultades que esta población vulnerable debe enfrentar a las cuales se les suma ahora la situación derivada del brote por el coronavirus SARS-CoV-2.

Sobre este tema, Fernando Paulsen conversó con María Emilia Tijoux, doctora en Sociología de la Universidad París y de la Universidad de Chile, quien habló sobre los peligros adicionales que acechan a la comunidad migrante en medio de la pandemia.

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El hacinamiento en el que viven algunas comunidades migrantes en nuestro país, así como el trabajo informal que desempeñan para ganarse la vida, son situaciones que los ponen en vulnerabilidad y pobreza. Si a esto le añadimos las dificultades que se derivan de una crisis sanitaria como la generada por el COVID-19, en contexto para este segmento de la población se complica aún más.

“Ante la furia de este virus, el temor de las sociedades y, en este caso de la sociedad chilena, cuando la vida está en peligro resulta muy fácil buscar chivos expiatorios ante lo que les está pasando“, indica Tijoux.

Alertó sobre la discriminación desde el poder y los medios de comunicación, en lo que considera un discurso entrampado entre lo humanitario y la solidaridad pero, por otro lado, la segregación. Por ello, la Universidad de Chile, la Red Nacional de Migrantes y No Migrantes y la Universidad Abierta de Recoleta, impulsan la iniciativa “La humanidad somos todes”, con la que buscan crear conciencia sobre este problema.

“Efectivamente, estamos frente a un problema que nosotros denominamos claramente racismo por parte del gobierno chileno y que ha sucedido también en los medios de comunicación, que han focalizado el virus, un virus que además no discrimina, en comunidades migrantes y específicamente en la comunidad afrodescendiente haitianos”, asegura.

Tijoux se refirió al suceso de Quilicura en el que una comunidad de más de 200 haitianos que vivían hacinados, entre los cuales había algunas personas enfermas que no estaban cumpliendo con la cuarentena, y fueron asediados por vecinos y por autoridades. “Pero eso ha pasado en toda la sociedad chilena. En sectores altos, medios y bajos, y no hemos visto este despliegue mediático y esta construcción de imaginarios terribles contra la población migrante“.

En lo económico, del millón y medio de migrantes que aproximadamente hay en nuestro país, el 80% vive del empleo informal. Pero en este contexto de pandemia su situación se agrava, cuando no se puede practicar este tipo de actividad debido a las medidas de distanciamiento físico y la cuarentena y, además, se requieren subsidios del Estado.

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Si vemos quién está hoy día movilizándose entre los trabajadores precarizados de este país, hay buena parte de inmigrantes, que traen las cosas a nuestras casas, que higienizan, que son recolectores de basura o que trabajan en los centros de salud. Por lo tanto, es una figura de vida, una figura que nos permite vivir. Pero, por otro lado, una figura maltratada porque no tienen carnet de identidad”, apuntó.

La experta enfatizó que la población migrante está en una situación de desamparo y de abandono, pero también de incomprensión. Destacó que algunos municipios están apoyando a este segmento vulnerable, pero no se trata de una política pública sino de acciones individuales de los alcaldes.

Para finalizar, hizo un llamado a las autoridades y a los medios de comunicación a ser cuidadosos con el lenguaje que se use al referirse a la comunidad migrante, llamado que es parte de la campaña “La humanidad somos todes”.

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