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En una nueva edición de Democracia, la abogada y experta en corrupción e investigación criminal, Ana Linda Solano, abordó el avance del crimen organizado y sus efectos a nivel institucional y en la ciudadanía. 

La región ha “ganado mucha experiencia” en términos de lucha contra gran criminalidad y lo importante en estos casos es “entender y dimensionar el problema, que muchas veces no lo hacemos bien”, sostuvo.

A juicio de Solano, “estamos viviendo una transnacionalización del delito. Es importante ver cuáles son esos vectores de contagio y de qué manera se da esa deslocalización de funciones en la criminalidad organizada, que cada vez funcionan más como empresas y como prestaciones de servicio”.

Lo anterior es facilitado por la impunidad y la corrupción, y se pude ver cómo ocurren “las capturas de los Estados, cómo la financiación política de campañas va asociadas a estas formas de gran criminalidad, formas de contratación que se van volviendo un poco sistémicas en la región”.

“Inician con el desvío de contratos, en educación, la construcción de un hospital, y con eso se van dando tanto formas de lavado como formas de captura del Estado de financiamiento ilícito de partidos políticos y campañas”, planteó la experta.

Y agregó: “Empiezas a ver cómo varias de estas organizaciones criminales empiezan a apoyar a determinados candidatos a cargos públicos, a cambio de controlar las contrataciones y definir temas de política pública, dónde se invierte y para dónde van los recursos”.

Dichos fenómenos están interrelacionados y son interdependientes. “Sin corrupción, por ejemplo, no existiría la trata de personas, la segunda o tercera economía más grande del mundo. No hay que fraccionar el entendimiento del fenómeno”.

Según Solano, es fundamental saber que los flujos ilícitos se deben entender no solo en términos de mercancías, sino también en dinero.

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