Por Eduardo Sepúlveda
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Esta semana sesionaron en secreto las comisiones de Seguridad y Constitución de la Cámara de Diputados. La idea era escuchar a los auditores de las Fuerzas Armadas y las policías sobre el proyecto de ley sobre Reglas de Uso de la Fuerza, las RUF, que permitirán que el Estado involucre a militares en el combate del crimen organizado.

No se pueden revelar los detalles, pero la sensación es que ahora sí hay espacio para aprobar el proyecto. Y es cierto que podrían estar los votos, porque el Gobierno, la oposición y la ciudadanía quieren desplegar a las FF.AA. Pero los resultados podrían ser decepcionantes.

Esto, porque como dijo esta semana un exoficial de Carabineros, a veces los uniformados le temen más a los jueces que a los delincuentes.

Un caso que refleja el sentir militar se conoció por la carta en El Mercurio de la mamá de un joven conscripto. Ella contó que a sus 17 años su hijo se presentó como voluntario a hacer el servicio militar en La Serena. “Yo como madre -dijo- firmé una autorización pensando que estaría protegido por el Ejército… por orden del Estado fue enviado a las calles para controlar el orden público”.

“En medio de un violento saqueo en un mall se produjo la desafortunada muerte de otro joven de 26 años. Inicialmente mi hijo fue llamado como testigo”, escribió la mujer.

“Luego de dos años un abogado le informó que supuestamente había sido él quien disparó la bala mortal y no la de fogueo como debía ser. Lo condenaron. Él se siente inocente, nunca tuvo la intención de dañar a nadie. Carlos fue condenado como el peor de los delincuentes a 10 años de cárcel ¿Y seguimos clamando para que los militares salgan a la calle?”, se preguntaba la madre.

El martes, el historiador Joaquín Fermandois propuso amnistía o indulto para personas como este conscripto. Puede ser una buena idea.

Así como el Presidente Boric, invocando la paz social, indultó a presos del estallido, condenados por delitos gravísimos, indultar al soldado Robledo podría ser una señal.

Si el Estado enviara a militares a la calle a cumplir tareas ajenas a su labor debe mostrarles que actuará con sabiduría, pensando en el bien común. O el esfuerzo será inútil.

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