Por Daniel Matamala
{"multiple":false,"video":{"key":"czfy06j40bA","duration":"00:01:35","type":"video","download":""}}
Publicado por CNN

El gobierno presentó hoy su proyecto “Aula Segura”, para facilitar la expulsión de estudiantes involucrados en actos de violencia como los que han sacudido en el último tiempo a liceos emblemáticos.

Hace bien el gobierno en preocuparse de este tema, porque más allá de los méritos del proyecto y del necesario balance entre el drástico rechazo a la violencia y el debido proceso a los acusados, la reflexión es sobre un proceso que ocurre hace varios años frente a nuestros ojos: la progresiva decadencia de colegios que han cumplido un rol fundamental para Chile.

El nuestro es un país profundamente desigual, con una élite endogámica, concentrada en un puñado de familias y colegios, básicamente del sector oriente de Santiago. Colegios como el Instituto Nacional, el Liceo de Aplicación o el Javiera Carrera han tenido un rol fundamental en entregar al menos algo de diversidad a esa élite.

Han sido una pequeña escalera de meritocracia para oxigenar una jerarquía asfixiantemente cerrada. Es cierto que esa escalera es estrecha y del todo insuficiente, pero es mejor que nada, y desmontarla es un lujo que no podamos darnos como país.

Llegar a un liceo de excelencia es una esperanza que ha nutrido el esfuerzo de muchos niños y muchas familias en Chile. Cerrar esa pequeña ventana, como de alguna manera está ocurriendo debido a la violencia, es quitarle la esperanza de un futuro mejor a muchos de los más talentosos y los más esforzados, que no tuvieron la suerte de nacer en cuna de oro.

Tags:

Deja tu comentario