Por Daniel Matamala
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Publicado por Joan Xavier Alemany

Cuando la discusión política se centra en un par de décimas más o menos de desempleo, o en cómo se presentan esas cifras para decir que un gobierno lo hizo menos mal que el otro, se pierde de vista que estamos al borde de un enorme desafío mundial, que también golpea a Chile.

Según la Consultora Mc Kinsey, el 49% de los actuales puestos de trabajo se va a perder por la automatización en Chile. Sí, la mitad. Más de 3 millones de empleos destruidos por algoritmos, máquinas y robots, con aumentos de eficiencia y grandes ahorros para las empresas: US$9 mil millones de dólares en el retail, US$6 mil millones en la industria.

Hay empleos que ya están en vías de desaparecer. Y no sólo por labores físicas o mecánicas. Los agentes de viajes, agentes bancarios corredores de propiedades, por dar algunos ejemplos, ya están siendo reemplazados por algoritmos que son más baratos, más rápidos y más eficientes.

Algunos expertos temen un futuro de desempleo masivo. Hace 40 años la General Motors tenía casi 1 millón de trabajadores; hoy las compañías más poderosas de la economía digital, como Apple y Google, apenas generan 130 mil y 94 mil empleos, respectivamente, la décima parte.

La mirada optimista dice que esta nueva economía va a crear nuevos puestos de trabajo que hoy apenas imaginamos, tal como lo hicieron antes otras revoluciones tecnológicas. Pero, aun si eso es verdad, esos empleos van a necesitar formación y reglas también nuevas. Un tema que estuvo ausente de las últimas discusiones sobre la reforma educacional y la reforma laboral. Lo que viene es un tsunami. Una ola que, si nos pilla desprevenidos, puede tener consecuencias imprevisibles.

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