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El conservador Ebrahim Raisi ganó las controvertidas elecciones presidenciales de Irán el sábado con más del 60% de los votos. Se trata de un jefe judicial de línea dura con un brutal historial en materia de derechos humanos que además cuenta con sanciones de Estados Unidos.

En Última Mirada, el analista internacional Raúl Sohr expuso que “es un hombre que viene de la más rancia base religiosa de Irán”. En los ’80, cuando Irán estaba en guerra con Irak, el país sufrió una invasión y Raisi fue el encargado de juzgar a quienes habían participado de dicha acción, impartiendo abundantes sentencias a muerte.

“Él tiene esa sombra oscura, pero por otra parte -y eso es la base de su popularidad-, en Irán hay una gran corrupción, y este juez se ha caracterizado por ser bastante recto; no hay denuncias de corrupción en contra suya y, al contrario, él investigó una serie de casos y logró -en alguna medida- establecer y castigar a los responsables. Eso le ha dado esta popularidad en un país que está en absoluta crisis económica”, explicó Sohr.

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En la zona se espera que su tipo de autoridad beneficie al país en las negociaciones con otras naciones.

El analista comentó que “hay quienes dicen que es más fácil negociar con un duro que con un blando, es decir, un duro por lo menos tiene el respaldo y va a tener mayor autoridad de cara a su propio pueblo“.

Además, detalló que “en el Medio Oriente siempre suelen irrumpir situaciones no previstas y en estos momentos se lleva a cabo una guerra subterránea, en las sombras, entre Israel e Irán. Israel ha provocado incendios en reactores nucleares, metió un gusano en toda su red de información nuclear; y por otra parte, también los israelíes tienen sospechas que los iraníes han estado tras algunos atentados. Pero nada de esto en general, se puede probar”.

Por lo pronto, “Israel sigue absolutamente opuesta a cualquier acuerdo con Irán. Los israelíes están convencidos de que Iran es una amenaza existencial para Israel”.

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