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Un nuevo ataque terrorista en Francia dejó tres personas fallecidas el jueves, incluida una mujer que fue decapitada dentro de la Basílica de Notre Dame. Las autoridades elevaron el nivel de alerta de seguridad al máximo, mientras el conflicto entre el presidente Emmanuel Macron y el mundo musulmán se acrecienta. 

El atentado ocurrió cuando el país europeo vive momentos complicados desde el punto de vista de la pandemia del coronavirus: las personas deben someterse a un nuevo confinamiento durante una segunda ola que podría ser tan o incluso más dura que la primera.

El analista internacional Raúl Sohr dio en Última Mirada que el ataque “debe tener aterrorizados no sólo a muchos franceses, sino que a muchos inmigrantes, especialmente árabes y musulmanes”.

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El atacante habría repetido en varias ocasiones “Allahu Akbar” (Dios es el más grande). Aunque hasta ahora los antecedentes apuntan a que actuó como un “lobo solitario”, este tipo de incidentes suelen recrudecer la discriminación hacia algunos sectores.

“Por mucho que lo haya hecho individualmente, no puede impedir que la culpa y las sospechas recaigan sobre otros, y como siempre suele ocurrir en estas situaciones, hay justos que pagan por pecadores”, indicó Sohr.

El presidente Macron sacó a cerca de siete mil soldados a patrullar iglesias y lugares susceptibles de ser atacados. “No creo que eso sea tan efectivo desde el punto de vista militar policial, pero es una forma de dar seguridad a la población en un momento en que los nervios están muy tensos, como en todo el mundo, por la pandemia”, afirmó al respecto el analista.

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