Lo que ocurre en el Amazonas, con incendios que no tienen precedentes, no es sólo un tema de Brasil. Es un tema que debe preocupar al mundo entero porque se trata del pulmón del planeta.
Los incendios han aumentado un 83% este año en comparación con el 2018 y la respuesta dada por el presidente Jair Bolsonaro (especular que pueden ser causados por ONG, reconociendo que no tiene ninguna prueba de ello) es de una falta total de responsabilidad política.
Esta crisis nos recuerda de manera palpable que el cambio climático no es algo que pasa, es algo que los seres humanos hacemos que pase y para afrontarlo se necesita de acción ciudadana, pero que con eso no basta.
Hay formas de vida que revisar, sistemas económicos que adecuar, y de manera coordinada, porque tampoco sirve que algunos países se queden fuera.
El desastre del Amazonas se ha agudizado con el nuevo gobierno porque hay hacendados que se sienten respaldados para talar y quemar, logrando así terrenos para ganado o para plantar, por ejemplo, soja.
Porque lo han hecho antes y porque con la nueva administración se han tomado decisiones políticas como transferir los temas de tierras indígenas desde el Ministerio de Medio Ambiente al de Agricultura, que dan una clara señal.
Bolsonaro criticó que países como Noruega o Alemania decidieron no aportar más fondos a la conservación de la selva por haber depredado sus territorios. Pero es justo, porque saben que lo hicieron, que intentan reparar el daño y ayudar económicamente para que a Brasil sea menos costoso conservar.
O todos, ahora y con medidas de fondo, o el mundo no aguanta. Por eso, mientras es una desalentadora señal que se negaran a realizar la COP 25, es esperanzador que Chile la acoja y lo haga de mano del compromiso de ser carbono neutral al 2050. Pero para que la promesa sea coherente tenemos que avanzar también en que no haya, por ejemplo, nunca más una zona de sacrificio.
Lee también: Las tres imágenes que muestran la dimensión de los incendios en la Amazonía
Deja tu comentario