Por Mónica Rincón
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Más de 40 mil tarjetas afectadas en una filtración de datos por medio de Redbanc. 13 instituciones financieras involucradas.

Las explicaciones, a lo menos malas. La Asociación de Bancos dice que no hay una falla de seguridad, sino un hecho delictual. Como decía Condorito, plop.

Evidentemente que en la base de esto hay un hecho delictual, el punto es que si se comete es por ánimo delictivo y porque no hay suficiente seguridad. Porque además no se trata de un hecho nuevo, estas filtraciones vienen ocurriendo hace más de una década en Chile y con casos mucho más masivos.

Redbanc, por su parte, sostiene que no se filtraron claves, lo que lejos de tranquilizar, preocupa. Porque ¿cómo sin dichas claves, que es lo que más se pide resguardar a los clientes, igual se cometieron operaciones fraudulentas con 82 tarjetas por un monto de $23 millones?

El sistema financiero está al debe en esta materia, el Parlamento y el Poder Ejecutivo también.

Es grave que tras la designación de Jorge Atton como intendente de la Araucanía aún no exista un nuevo zar de la ciberseguridad. Y el Parlamento ya debiera haber resuelto a favor de los usuarios la nueva ley que discute en la materia, quedando claro (entre otras cosas) que no tenemos que contratar seguros para estar protegidos de lo que es responsabilidad de las instituciones financieras.

Los bancos al debe porque les falta seguridad y porque muchas veces no responden frente a hechos de los que sí son responsables, al menos según fallos de la Corte Suprema. Ellos son los obligados a cautelar nuestro dinero. Y digamos que el negocio es bastante bueno como para invertir más en que los fondos de los clientes estén seguros.

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