Por Carolina Urrejola
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A 8 semanas de que se cumplan 50 años del golpe Militar, la intención del presidente Boric de convertir la efeméride en un hito en torno a la Democracia, la memoria y el futuro, se aleja cada vez más de su objetivo.

En vez de conmemorar desde una mirada común, el debate se ha tensionado al interior de la izquierda -que terminó en la salida del asesor presidencial en la materia-  y ahora entre el Gobierno y la derecha.

Desde la oposición salieron a criticar la idea del presidente Boric de que todos los partidos políticos suscriban una declaración conjunta que condene el quebrantamiento de la democracia.

Rechazan que no se reconozcan las causas del golpe y que se quiera instalar una visión sesgada o una verdad oficial. Lo que sí es oficial es que hoy estamos más lejos que antes de tener como sociedad una visión común y en vez de avanzar, retrocedemos.

Al interior de la derecha, imagino, que hay muchos líderes que están de acuerdo con lo que propone el presidente, pero temen hablar en medio de la crisis que los atraviesa. Una derecha dura e incluso abiertamente pinochetista es la fuerza política más importante del país y los partidos de Chilevamos están en una lucha por su identidad.

Pero pensando en el futuro y en la necesidad elemental de que no se repita el horror de una dictadura criminal, todos los esfuerzos y símbolos son importantes. Mucho más allá de las contingencias y las peleas pequeñas.

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