Por Paula Aguilera
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Publicado por Paula Aguilera

“El patriarcado es un juez
que nos juzga por nacer,
y nuestro castigo
es la violencia que ya ves.

Es femicidio.
Impunidad para mi asesino.
Es la desaparición.
Es la violación”. 

Con esas líneas, la popular perfomance Un violador en tu camino del colectivo Lastesis -que por estos días se mantiene como un fenómeno mundial con réplicas en distintos continentes- aborda algunas de las expresiones más crudas de la violencia de género: femicidio, violación, impunidad.

Hacia el final de la segunda década del siglo XXI, las reivindicaciones en torno a las distintas violencias y desigualdades de la cultura dirigidas hacia las mujeres, sin duda, conquistaron un nuevo escalón de masividad y se instalaron como una temática ineludible tanto en discusiones políticas como en la vida cotidiana.

Esta expresión más visible se ha materializado durante los últimos años, sin embargo, se trata de un trabajo largo impulsado por siglos por figuras y organizaciones feministas, que entre sus prioridades considera la conmemoración de quienes han sido víctimas de forma directa e incluso han perdido la vida.

No estamos todas, faltan las asesinadas y Recordar para no repetir es la consigna en la que se basan las protestas en torno a la memoria. Durante los años entre 2010 y 2019 fueron miles las afectadas ante distintas expresiones de la violencia de género. Su difusión causó impacto y debate social intenso y la creación de leyes que, se espera, pueda hacer más justo el escenario que no pudieron ver las mujeres que ya no están.

1. Nabila Rifo

Se trata de uno de los casos más recordados debido a la crudeza del ataque. La madrugada del 14 de mayo de 2016, Nabila Rifo -quien entonces tenía 28 años- fue encontrada en una calle de Coyhaique, con su cráneo y mandíbula fracturadas, signos de golpes en todo su cuerpo, le faltaban algunos dientes y le habían sacado los ojos.

La investigación arrojó que el responsable de la agresión había sido su entonces pareja, Mauricio Ortega (41). Esa madrugada se habían juntado con unos amigos en la casa de Nabila, comieron asado y cuando ya habían bebido un poco, Nabila le reclamó por un dinero que él le debía, lo que gatilló la respuesta del sujeto, quien comenzó a insultarla, la atacó en la calle y luego la dejó abandonada.

En julio de 2017 el caso llegó hasta su último peldaño judicial y la Corte Suprema decidió rebajar la condena de 26 años en contra de Ortega por el delito de femicidio frustrado, y lo declaró como autor de lesiones graves, lo que equivale a una pena de 18 años. Para el máximo tribunal no quedó demostrado en el proceso que el hombre hubiera tenido la intención de matarla.

En tanto, en abril de 2019, el máximo tribunal confirmó la sentencia hacia Ortega de pagar una indemnización de $150.000.000 a Rifo por concepto de daño moral, como parte de la arista civil.

2. Nicole Saavedra

El cuerpo sin vida de Nicole Saavedra Bahamondes (24) fue encontrado el 25 de junio de 2016 tras siete días de búsqueda. Se encontraba con las manos atadas y señales de tortura en el Embalse Los Aromos de Limache, región de Valparaíso.

La joven fue vista por última vez la mañana del 18 de junio, cuando se devolvía a su casa después de una fiesta y le avisó a su mamá que ya iba en camino, pero nunca llegó. Su familia denunció la desaparición el mismo día, sin embargo, su cuerpo fue hallado una semana después con una data de muerte de 30 horas.

Desde un comienzo, sus cercanos acusaron que se trataba de un crimen lesbofóbico debido a que Nicole recibió amenazas en varias ocasiones debido a su orientación sexual, y el caso fue ampliamente difundido por distintas organizaciones feministas que pedían justicia. Lo cierto es que, tres años después, el pasado 16 de octubre, la Fiscalía detuvoVíctor Alejandro Pulgar Vidal, chofer de micro del recorrido El Melón-Limache, como el autor de los delitos de secuestro y violación con homicidio. 

El hombre ya tenía una condena de 10 años por violación de menor de edad y además cursa otro proceso también por el mismo delito.

Mientras, el caso de Nicole aún se encuentra en curso, en medio de numerosas críticas de sus familiares, que apuntan a la lentitud en las labores de búsqueda tanto cuando estuvo desaparecida -aseguran que con mayor agilidad la hubieran encontrado viva-, a las diligencias para avanzar en la investigación y al incumplimiento de las penas que el individuo ya sumaba.

3. Antonia Garros

Antonia Garros (23) se lanzó al vacío desde el piso 13 del departamento de su pareja, Andrés Larraín (35), el 7 de febrero de 2017. Eran pasadas las 12 de la noche y Carabineros había llegado al lugar, alertados por el conserje debido a los gritos de una discusión entre ambos que se había alargado por horas. Los policías estaban en el procedimiento cuando ella saltó por la ventana.

Su mamá, Consuelo Hermosilla, y su hermana Rosario Cáceres, se enteraron al llegar al edificio, en Chiguayante, que se habían vuelto a ver. Antonia y Andrés mantenían una relación desde mayo 2015, que tuvo un receso en diciembre de 2016 luego de que Larraín fuera formalizado por lesiones leves: un registro muestra cómo, en medio de una discusión, le pegó una patada en el abdomen a Antonia en un pasillo del edificio.

No fue la única vez. El vínculo entre ambos tenía un historial de agresiones que tuvo uno de sus puntos más altos en agosto de 2016, cuando Antonia tuvo un ataque de histeria y fue internada en el Hospital Regional de Concepción. Meses después contó que Andrés la mantuvo encerrada un par de días, y que en ese período la golpeó y la arrastró del pelo, además de medicarla.

Su familia pidió ayuda en el Centro de la Mujer de Chiguayante y fue derivada al Sernam por violencia intrafamiliar, pero luego de su primera cita con una psicóloga, dejó de asistir.

En junio de 2019, la justicia declaró a Larraín como culpable de las lesiones de diciembre de 2016. Desde la muerte de Antonia, su mamá ha insistido en que su decisión se basó en las agresiones que sufría, por lo que creó una fundación y ha impulsado la creación en el Congreso de la “Ley Antonia”, que busca penalizar como delito la inducción al suicidio, también conocido como suicido femicida.

4. Fernanda Maciel

A la joven de 21 años, quien tenía seis meses de embarazo, se le perdió el rastro el 10 de febrero de 2018 y se convirtió en uno de los casos con mayor cobertura mediática. El último registro que la mostraba con vida fue el de una cámara de seguridad en que aparecía cruzando hacia una bodega cercana a su hogar, en la comuna de Conchalí, para encontrarse con su amigo Felipe Rojas.

Después de un año y medio de búsqueda y con tres aristas de investigación en curso, el 25 de junio pasado su cuerpo fue encontrado en el mismo lugar, donde estaba enterrado bajo cemento, cal y escombros. En la zona ya se habían realizado seis pericias previas, por lo que la labor de las policías fue ampliamente cuestionado.

La Fiscalía sindicó como autor precisamente a Felipe Rojas, quien fue formalizado por los delitos de homicidio calificado con alevosía, inhumación ilegal y aborto. Desde entonces, se encuentra en prisión preventiva.

El caso estuvo marcado por una serie de críticas hacia el tratamiento de la prensa, debido a que durante su transcurso se conocieron una serie de detalles sobre la vida íntima de Fernanda, se especuló en torno a si sostenía una relación con Rojas, si su hijo efectivamente era de Luis Pettersen, e incluso se revelaron las pericias psicológicas de la joven que realizó la PDI.

5. Gabriela Alcaíno y Carolina Donoso

Gabriela tenía 17 años cuando fue asesinada por su ex pololo, Fabián Cáceres (19). El estudiante de Ingeniería se escabulló en su casa, en la comuna de Maipú, durante la madrugada del 11 de junio de 2018, apuñaló y le quitó la vida a su mamá, Carolina Donoso (53), violó a Gabriela y luego la apuñaló también a ella.

Los cuerpos fueron hallados dos días después por Fabián Alcaíno, papá de la adolescente, y Cáceres confesó la autoría del crimen. Fue formalizado por violación y doble homicidio, debido a que la actual ley de femicidio señala que los delitos sólo pueden ser calificados como tales cuando el agresor y la víctima están casados o tienen una relación de convivencia.

Durante el transcurso del proceso judicial se conoció que durante tres meses Gabriela debió enfrentar el acoso de su ex pololo tras terminar la relación. Y luego su muerte, su papá y familiares han encabezado la batalla por la llamada “Ley Gabriela”, que busca ampliar la tipificación del femicidio para que se considere como autor de este delito a quien, con motivo de odio, menosprecio o abuso por causa de género, mate a una mujer, y no solo cuando es su cónyuge o conviviente.

El juicio en contra de Cáceres aún se encuentra en curso, a casi un año y medio de su muerte, mientras que la ley que lleva su nombre fue aprobada en la Comisión de Mujeres y Equidad de Género del Senado y está a la espera de ser votada en sala.

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