Para nadie es un secreto que el estallido social cambió las reglas del juego en la industria de la televisión. De una parrilla con alto espacio para la farándula y la entretención, hoy el foco está en el debate político y social.
Eso implicó que varios espacios se cancelaran, que algunos rostros salieran de pantalla y que la incertidumbre se apoderará respecto al futuro de la TV en nuestro país.
Ante eso, el genio de los realities en Chile, Sergio Nakasone, cree que, en un mundo donde la gente prefiere Netflix, la tele tiene el desafío de ser dinámica y apostar a lo local más que a lo global. “La TV en vivo va a ser muy relevante, con contenido exclusivo y local. Se tomará cada vez más valor a lo local”, apunta.
Más pesimista, el productor ejecutivo de Pasapalabra, Carlos Valencia, cree que el escenario que viene será peor tras la crisis social que aqueja al país: pérdida de auspicios, despidos, ratings inestables y suspensión de programas seguirán siendo parte del panorama junto a una competencia descarnada entre canales.
“Esta competencia va a ser descarnada hasta que un canal tire la toalla, porque la torta publicitaria no se puede repartir entre cuatro canales grandes. No pasa en ninguna parte del mundo. Yo tengo la impresión de que van a resistir tres, y uno tiene que dejar de resistir. Porque es imposible que cuatro canales grandes estén en un mercado tan pequeño de 18 millones de habitantes”, señala.
Los rostros en tela de juicio
La crisis política también develó que muchos rostros no estaban preparados para lo que pasó tras el 18-O. “Se necesitaban rostros con calle, informados y empáticos, por eso a algunos les ha costado más que a otros. Esto nos lleva a que tenemos que estar mucho más preparados, cada vez se va a profesionalizar más”, advierte Valencia sobre el futuro para los presentadores y panelistas.
Sin embargo, es enfático en señalar que Pasapalabra no sería lo mismo sin Julian Elfenbein, o Contigo la Mañana sin Julio César Rodríguez, ya que asegura que ambos son conductores muy informados y con calle.
Nakasone, en tanto, cree que en el Chile de hoy debe primar la empatía ante todo y que ve difícil realizar espacios faranduleros como la Gala de Viña. “Veo difícil hacer la gala en la situación en la que estamos hoy, porque ahora lo frívolo sobra, lo artístico suma”, dice Nakasone.
“La realización del evento podría ser incontrolable, cualquier cosa podría ocurrir”, remata Valencia.
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