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Durante el último mundial de fútbol, mientras la selección masculina de Francia se lucía en el campo de juego, en las tribunas todas las miradas recaían en una mujer. La presidenta de Croacia Kolinda Grabar-Kitarović, elogiada por muchos por sus políticas de austeridad y criticada por otros por sus cercanía con la ultraderecha y sus ideas contrarias a la inmigración, se convirtió en una figura que en las gradas logró eclipsar nada menos que a Vladimir Putin y Emmanuel Macron.

Bueno, hay quer decir que en el césped, con el balón pegado al pie, también las mujeres han logrado irrumpir con fuerza en un terreno que hasta hace unas décadas estaba casi exclusivamente reservado a los hombres. La Selección Chilena, de hecho, este año obtuvo el segundo lugar en la Copa América femenina disputada en nuestro país, clasificando de paso al mundial de Francia 2019.

Tal como se habla de una generación dorada en el fútbol masculino, las mujeres también representan actualmente al mejor equipo de nuestra historia. Sin embargo,  la cancha no está tan equiparada como parece. La brecha salarial, con una notable diferencia entre géneros, es la mejor demostración de que existe un mundo deportivo que ha cambiado sólo a medias.

Los datos son categóricos. La capitana de Chile, Christiane Endler, recibe un sueldo mensual en el París Saint Germain de poco más de 1 millón doscientos mil pesos mensuales. Alexis Sánchez, por su parte, tiene un salario en el Manchester United de casi 1400 millones de pesos cada 30 días. Es decir, en 7 horas el tocopillano gana lo mismo que en un año logra obtener la mejor arquera chilena de la historia.

Si los números se extienden a la realidad internacional son igual de dramáticos. La brasileña Marta, para muchos la mejor jugadora de la historia, tiene un salario anual de unos 350 millones de pesos. En el mismo período Lionel Messi recibe 26 mil millones. Las razones esgrimidas en el mercado del fútbol son varias:

– Que los hombres llevan más gente a los estadios. Argumento discutible, porque en la última Copa América femenina disputada en Chile se llenaron todos los recintos, aunque hay que hacer la salvedad de que las entradas no tenían costo.

– Que el fútbol masculino tiene una mayor cantidad de fanáticos. Algo real, pero basta revisar los perfiles de las jóvenes en distintas redes sociales para ver cómo ha crecido su conocimiento e interés por este deporte.

– Que los hombres venden más camisetas que las mujeres. Absolutamente cierto. Pero si en otras disciplinas la atleta Yelena Isinbayeva, la tenista Venus Williams y la gimnasta Simone Biles han logrado convertirse en íconos comerciales, queda claro que hay un interés cautivo. Tarea para los publicistas.

Tal vez efectivamente la maquinaria desarrollada durante años por la FIFA a nivel masculino sea difícil de igualar para el fútbol femenino, pero al menos la desigualdad debe disminuir. Que la diferencia porcentual entre el salario de un hombre y una mujer de características similares en un mismo deporte sea 1.200 veces no es aceptable. El mundo cambió y es hora de que el fútbol se sume a los nuevos tiempos.

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