Por Daniel Matamala
{"multiple":false,"video":{"key":"czf33VJPuJU","duration":"00:01:47","type":"video","download":""}}
Publicado por CNN

Vuelve el debate tributario. Una discusión que puede ser muy árida, repleta de tecnicismos como el “sistema semi-integrado” o el “14 Ter”. Es un tema técnico y de expertos, por supuesto, pero también es un tema político que nos compete a todos los ciudadanos.

Porque aquí se definen las reglas del juego económico, y también el equilibrio de poder. La revolución francesa y la independencia de Estados Unidos, entre otros eventos históricos, comenzaron en parte con una pregunta: “¿quién paga los impuestos?”. Como dice el cientista político Francis Fukuyama: “una medida crítica de la salud de una democracia moderna es su capacidad para extraer impuestos de sus élites”. ¿Qué tan sana o enferma está la democracia chilena según ese parámetro?

Por eso hay que poner ojo sobre ciertas palabras que pueden usarse como varitas mágicas. Una es Pyme. ¿Quién podría oponerse a ayudar a las Pymes? Nadie. Nos imaginamos al dueño del kiosko o las costureras en un pequeño taller, pero cuidado, porque una Pyme en términos tributarios es una empresa que vende hasta 113 millones de pesos al mes. ¿Hay que bajarle los impuestos al dueño de esa empresa? Por lo menos es posible discutirlo.

Otro término: clase media. Todos estamos por ayudar a la clase media, pero no hay ninguna definición técnica o legal de quién está o quién no está en la clase media. Por ejemplo, una pareja de trabajadores con dos hijos que ganan 750 mil pesos cada uno, están dentro del 20% más rico de Chile. ¿Ellos no son clase media? ¿No necesitan la ayuda del Estado? Posible, al menos, discutirlo.

Las palabras importan. Porque si no conocemos su significado, nos pueden hacer pensar que el dueño de una PYME, con 113 millones de pesos en venta, necesita más ayuda que un trabajador en el 20% más rico, y eso es al menos algo digno de discutirse.

Tags:

Deja tu comentario