Por Daniel Matamala
{"multiple":false,"video":{"key":"oUv90AU8Hx","duration":"00:01:35","type":"video","download":""}}
Publicado por CNN

La ministra de la Mujer la definió como la figura femenina más importante en la historia de Chile y al menos en el ámbito político, eso es indiscutible. Dos veces presidenta de la República, Bachelet tiene un lugar bien ganado en la historia más allá del legítimo debate sobre los aciertos y errores de sus 8 años en La Moneda.

Su liderazgo, sin embargo, ha sido paradojal. Bachelet llevó 2 veces a su sector político a La Moneda, y las dos veces salió con su coalición destruida: ni la Concertación ni la Nueva Mayoría sobrevivieron a sus gobiernos, y en ambas ocasiones entregó la piocha de O’Higgins a Sebastián Piñera. Su estilo personalista y hermético de manejar el poder, tanto dentro de La Moneda como fuera de ella, evitó que tuviera sucesores, nuevos liderazgos que tomaran la posta de su proyecto.

Por eso el protagonismo de Bachelet es recibido con esperanza y con temor en la centro-izquierda. Con esperanza, porque parece la única con el liderazgo capaz de defender lo que ha llamado “el legado” de su administración y enfrentar de igual a igual al actual gobierno. Y con temor, porque su presencia puede -nuevamente- quitar espacio a la aparición de nuevos líderes.

Poco importa en verdad que Bachelet no quiera ser candidata de nuevo. La política no admite espacios vacíos, estos se llenan naturalmente. Y ante la tierra arrasada que es hoy la oposición, la posibilidad de que Bachelet llene ese vacío de liderazgo es perfectamente posible, incluso aunque no esté en sus planes.

Tags:

Deja tu comentario