La máxima autoridad eclesiástica aseguró sentir "vergüenza y dolor" por los casos de abuso sexual contra menores por parte miembros de la Iglesia Católica chilena.
Pidió perdón a nombre de la Iglesia Católica, por el daño que calificó de “irreparable” a las víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. El Papa dijo que le causa vergüenza y dolor.
Llamó a apoyar a las víctimas y a trabajar para que no se repita los abusos. Es un gesto sobre todo considerando que lo hizo en su primer discurso y en una visita de Estado.
Pero no es suficiente: primero porque hay víctimas que así lo reclaman. Y porque aún no ha ido acompañado de actos concretos. Actos que se esperan del papa porque él destinó a Osorno al obispo Juan Barros y ha permitido que siga ahí.
El cuestionado obispo participó hoy de la multitudinaria misa en el Parque O’Higgins y de la reunión con el papa en la catedral. Les aconsejó a los periodistas antes que preguntarle a él, dedicarse a reportear la visita de Francisco.
Y lejos, muy lejos de pedir perdón, Barros acusó que se ha mentido en su caso y destacó sentir el afecto del Papa. Parece aferrarse a un cargo sin darse cuenta o sin importarle el daño que causa su presencia.
Mientras, quienes eran los más indefensos en el pasado: niños o jóvenes, las víctimas abusadas por sacerdotes siguen esperando una reparación que les devuelva la confianza.
En conversación con CNN Chile AM, Julio Cifuentes, director ejecutivo del Proyecto B, advirtió sobre el aumento de delitos cometidos por menores de edad y llamó a abordar el fenómeno desde sus causas estructurales.