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Si realmente quieren inclusión, paguen mejor y respeten más los derechos las personas”. Este fue el emplazamiento que la ministra del Trabajo y Previsión Social, Jeannette Jara, le hizo al sector empresarial privado.

¿Qué pasó?

La titular de Gobierno participó este miércoles en un espacio de conversación de La Tercera junto al presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Ricardo Mewes, y el presidente de Pivotes, Bernardo Larraín Matte, quien también ejerció como presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) entre 2017 y 2021.

En la instancia, abordaron los desafíos que presentan las nuevas leyes de conciliación, de reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales y de acoso laboral, sexual y violencia en el trabajo, también denominada Ley Karin.

La ministra y Larraín Matte protagonizaron un tenso encuentro cuando conversaban sobre el trabajo informal, especialmente cuando el exlíder de la Sofofa indicó que, por ejemplo, la indemnización por años de servicio “opera como freno para la formalidad de las empresas y trabajadores”.

Junto a ello, llamó a ampliar sustantivamente los espacios de flexibilidad e indicó que si se pusiera como principal inspirador de la agenda laboral la informalidad laboral y el bajo acceso al mercado del trabajo, “si esa fuera la obsesión, hace rato estaríamos discutiendo políticas públicas distintas”.

Respuesta de Jara

La ministra Jara le respondió Larraín Matte, en primera instancia, recalcando que el mercado laboral en Chile es “bastante flexible” y que las atribuciones de los empleadores son bastante amplias. “Esa discusión es bien teórica, lo claro es que la gente que trabaja y que está subordinada a su empleador es bien difícil llegar a un acuerdo con el empleador, porque hay una asimetría grande de poder”, añadió.

Bajo ese punto, comentó que, “a lo mejor en cargos de gerencia o en los espacios en los que algunos se puedan desenvolver no ocurre así, pero en el gran común de los trabajadores hay una asimetría tremenda. No existe el hecho de que un trabajador le pida al empleador que le suban el sueldo, o que le pida salir en un horario determinado. Eso no está escrito en ningún libro, pero es la realidad que vive la gente”.

El líder de Pivotes contesto que en la actualidad el argumento de la asimetría entre empleador y trabajador es no confiar en las personas: “¿Por qué las personas optan libremente por no sindicalizarse en todos los países del mundo? Eso no es confiar en las personas”.

En ese momento, la ministra del Trabajo le respondió al exlíder gremial que “uno no puede juzgar el mundo laboral a partir de su realidad. Entonces, si tú tienes la posibilidad de negociar con tu empleador porque estás en un nivel, a lo mejor, más alto, con más posibilidades, parte de una elite”.

“La gente común y corriente no tiene ninguna de esas posibilidades. Vive al tres y al cuatro y gana muy poco en este país. Entonces, una de las razones por las cuales mucha gente hace un emprendimiento o se tira a vender cosas de distinta naturaleza en la informalidad es porque aquí se les pagaban $350.000 por trabajar toda la jornada laboral, y porque trabajando toda la jornada laboral no les alcanzaba para sacar a su familia de la pobreza”, continuó.

La secretaria de Estado consultó al panel “¿cuánto vale un arriendo en una población? ¿Más de $350.000? Por ahí. Quedaban sin nada. Entonces, las cosas no pasan espontáneamente. Pasan porque hay razones detrás. Detrás hay razones profundas que tienen que ver con los quintiles y con la desigualdad”.

“Lo que pasa es que a veces uno pone el foco en una discusión que es de carácter más político”, siguió Jara, y esto “hace como que aquí no hubiese pasado nada, pero si bien los procesos constituyentes aquí no avanzaron, las causas que llevaron al estallido social siguen plenamente vigentes. Si aquí la gente trabajo mucho y gana muy poco. ¿Qué pasa con al salario mínimo? La gente está pegada al salario mínimo”, complementó.

Fue así como la ministra Jara emplazó al sector privado diciendo que si realmente quieren que haya inclusión, “paguen mejor. Respeten más los derechos de las personas. Ese es el rol también de los empresarios. Si las personas no pueden seguir viviendo como están, no les alcanza para vivir”.

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