Por Alicia Ruz

Mónica Flores Barragán es considerada una de las mujeres más poderosas de México, según la sección mexicana de la revista Forbes. Y es que la presidenta de ManpowerGroup para Latinoamérica lidera una compañía que opera en 75 países y ha sido reconocida en distintas ocasiones como una de las mujeres más destacables en negocios, un área históricamente dominada por hombres.

Flores Barragán es actuaría por la Universidad Nacional Autónoma de México y cuenta con una maestría en Filosofía, un Master en Dirección de Empresas, y diplomados en Filosofía e Historia de la Cultura en México.

Su experiencia en liderar una de las compañías de capital humano más grandes del mundo nos invita a reflexionar sobre las nuevas formas de adaptar los empleos a las nuevas generaciones, sobre todo tras la pandemia del COVID-19.

En conversación con CNN Chile, Mónica reflexiona y entrega consejos para las empresas en este mundo que va creciendo de la mano de la digitalización y que, además, ve un incremento en el desafío del empleo jóven.

“La pandemia aceleró todos los procesos de digitalización en las compañías: el 60% de los empleados, a nivel general, va a tener que tener una capacitación de al menos seis meses para estar al día en la digitalización”, aseguró.

Además, cuenta cómo llegó a ser una mujer líder en la industria y, del mismo modo, entrega consejos para potenciar el liderazgo femenino en las empresas: “Tenemos que ser mucho más vocales y levantar la voz, porque a veces por las conductas inconscientes de la sociedad, cuando habla una mujer, nadie la voltea a ver, pero dice la misma cosa un hombre y lo voltean a ver y lo aplauden”.

¿El mundo avanza hacia un modelo híbrido?

—¿Cómo influyó la pandemia en la reinvención del trabajo? 
—La pandemia fue un reset que tuvimos en el mundo y en este reset se incluye el mundo del trabajo: se resetearon los presupuestos en las compañías, la forma en la que nos divertimos, comunicamos, aprendemos y trabajamos. Se resetearon las expectativas de los individuos con respecto a un empleo y lo que las organizaciones requieren de su talento. Eso hace que se reconfigure de manera importante el mundo del trabajo.

—¿Cuál es la forma en la que se reconfigura?
—Hoy volvemos a esquemas híbridos de empleo. La mayoría de las posiciones en las industrias volverá a modelos híbridos que estamos aprendiendo, porque no todo es para todos y de la misma manera; no hay una receta mágica. Habrá industrias donde será más fácil que tengan estos modelos mucho menos presenciales que antes, pero hay lugares donde esto no será posible. Volvemos a jornadas donde el individuo quiere ser más protagónico con el momento de decidir dónde trabajar, a qué hora comenzar a trabajar, cuántas horas lo hace, qué días lo hace, qué días voy a la oficina y qué días me quedo en la casa, porque hay un cambio en la relación laboral, cambia de un tema transaccional a una negociación: yo, empleado, persona, necesito esta flexibilidad de ti, empresa; y la empresa dice: tú, talento, necesito esto de ti.

—¿Cómo ganan las empresas que deciden reinventar y flexibilizar las formas de trabajo? 
—Son medidas indispensables para retener el talento. A nivel global, el 74% de los empleadores dice que no encuentra a los candidatos que requieren en el momento que los necesitan, ese es el número más alto en los últimos 15 años. Entonces, las empresas tenemos que reinventarnos, no sólo en construir una marca empleadora mucho más atractiva, fresca y que sea la primera opción para el talento, que es escaso. Una vez que tenemos al talento que queremos, lo tenemos que retener, y una manera es pensar en las personas primero y darles esta flexibilidad en los modelos de trabajo. Todo tiene que encontrar su punto medio, no sólo es flexibilidad por flexibilidad. La flexibilidad funciona si la empresa sigue siendo productiva, si el individuo sigue siendo competitivo. De otra manera, la flexibilidad queda de una manera muy bonita y soñadora, pero que lleva a la improductividad.

El desafío de los jóvenes para ingresar al mundo laboral

—En noviembre de 2021, en entrevista con El Español, afirmó que “tenemos más escasez de talentos que en otras geografías”. ¿Por qué?, ¿cómo mejoramos este fenómeno?
No hemos desarrollado las competencias que hoy se requieren: comunicación, trabajo en equipo, colaboración, construir relaciones de influencia, resiliencia, creatividad y con la capacidad y motivación de aprender constantemente. Eso no nos enseña la escuela y, en general, en la región, los sistemas educativos son del siglo pasado y no están ni al día ni a la velocidad que se requiere ni con las competencias y conocimiento que requiere el mundo del trabajo.

—¿A esto se suma el crecimiento de la digitalización que se dio con la pandemia del COVID-19?
—La pandemia aceleró todos los procesos de digitalización en las compañías: el 60% de los empleados, a nivel general, va a tener que capacitarse al menos seis meses para estar al día en la digitalización. Antes, en una venta face to face, requerías a alguien que más o menos conocía el producto y que te lo mostrara físicamente, pero hoy, como todo se digitaliza, necesitas a alguien que sea consultor y que al mismo tiempo que venda algo de una experiencia ya sea física o virtual, eso requiere otro tipo de competencias. Necesitamos talento que rápidamente se adapte a la nueva manera de hacer las cosas y eso requiere otro tipo de habilidades, para eso el individuo tiene que ser mucho más adaptable. Además, esta digitalización aceleró el acceso al conocimiento. Ya no es tan importante lo que sabemos, sino lo que eres capaz de aprender; ya no es tan importante lo que hiciste, sino lo que eres capaz de innovar, y ese cambio de paradigma es lo que acelera y revoluciona las expectativas tanto de las organizaciones como de los individuos.

—Un 75% de los jóvenes señalan que tienen problemas para encontrar trabajo, ¿por qué?
—Una de las consecuencias de la pandemia, pero también de las generaciones más jóvenes, es que necesitan que algo pase más pronto y que sea divertido, la paciencia se ha acortado. Los jóvenes quieren aprender más rápido, creer en su carrera profesional más pronto y no están dispuestos a trabajar 50 años en una sola organización sin ninguna promoción, no están acostumbrados ni quieren trabajos monótonos y repetitivos, pero el otro reto que enfrentan los jóvenes es que cuando van a pedir su primera oportunidad laboral les piden experiencia y no la tienen. Lo otro es que no tienen los conocimientos y las habilidades que requiere la organización porque el sistema educativo no empata con la realidad del mundo del trabajo

—En su libro “En sus marcas, listos… ¡Empléate!”, entrega una guía para apoyar a los jóvenes a buscar su primer trabajo. ¿Qué consejo destacaría y le daría a la juventud?
—Que trabajen mientras estudian, porque esto les sirve para adquirir estas experiencias que les piden en su primer empleo. Además, no piensen que terminar una carrera o una licenciatura o una carrera técnica es suficiente. Quizás lo que aprendió en la escuela se hace obsoleto en los próximos dos años y tienen que aprender otras cosas. Del mismo modo, tienen que hablar un segundo idioma y el inglés es imperativo si quieren progresar rápido en su carrera profesional. Además, tiene que invertir tiempo en seguir aprendiendo, no sólo pedir a la organización en donde trabajen que los capaciten, también por su cuenta, porque hay que tener conciencia de seguir aprendiendo todo el tiempo, de ser curiosos, no conformarse, seguir abiertos a nuevos aprendizajes y experiencias que les va a ayudar en este camino profesional de éxito que todos buscan.

—¿Qué hace ManpowerGroup para colaborar con el desafío del trabajo joven?
—Estamos trabajando en construir una marca empleadora fresca, dinámica y que sea la primera opción en la mente del talento. En términos de desarrollo y capacitación, tenemos dos plataformas muy importantes en donde el individuo puede aprender construyendo su propio camino profesional. La empresa te ayuda, pero tú también tienes que dar el primer paso para formar esas competencias. Asimismo, trabajamos muy de cerca en proyectos regionales en donde permitimos que conozcan y aprendan de otras culturas, a veces hacemos temporadas en otros países, este tipos de experiencias son muy atractivas para los jóvenes. Estamos en modelo flexible de trabajo, tenemos prestaciones como el día en que pueden traer a su mascota, convivencias, celebraciones, concursos, salones de juego, cosas que antes hubiésemos considerado impensables o que la gente se hubiese sentido ridícula venir disfrazada, pero ahora es algo que los jóvenes piden. Por otro lado, los jefes tienen que ser líderes que inspiren y generen confianza.

Las mujeres debemos levantar la voz

—El Senado de la República Mexicana la reconoció como Mujer Destacada del 2011 y en 2016 fue reconocida como Mujer Destacada de México y Latinoamérica en los Negocios por el Instituto Mexicano de Contadores Públicos. No es común ver a mujeres recibiendo dichas distinciones en espacios masculinizados, como lo es el área de negocios. ¿Qué destacaría del proceso para distinguirse en esta área laboral?
—Una de las cosas que me ha apoyado en mi carrera profesional es creérmela. La educación que me dieron de ser económicamente independiente, de hacerme sentir cómoda con mis talentos y mis competencias, me ha ayudado, porque me considero capaz igual que un hombre puede ser capaz. No por ser mujer estoy en una posición de desventaja intelectualmente o en términos de talento. He sabido rodearme de redes de apoyos, he tenido coaches, sponsors, mentores, que en el momento en que a todas las mujeres nos entra la inseguridad -porque a todas nos pasa-, te ayudan, te animan y te ven en esa posición en donde a veces tú no te ves, así te recuerdan que sí puedes. La otra cosa que destaco es rodearme de un equipo que me rete, que no me deje caer en la zona de confort, que me cuestione, que me exija. Finalmente, que trabajo en lo que me gusta y me apasiona. El éxito se da más fácilmente cuando haces lo que te gusta, lo que empata con tus valores, con tu propósito personal, donde cada día te levantas con entusiasmo para hacer algo distinto.

—En la misma entrevista con El Español que citamos anteriormente, usted aseguró que “a las mujeres nos educan y socializan desde pequeñas de tal manera que pocas veces nos sentimos con poder para sentarnos con los líderes de nuestras empresas a hablar sobre nuestros próximos pasos en la compañía. Hay conductas que debemos cambiar para poder seguir a la par con los hombres cuando entramos a una empresa”. ¿Cuáles son esas conductas que debemos cambiar?

—Nos hace falta ejercitar el levantar la mano. Los hombres están desde muy pequeños entrenados para tomar riesgos, nosotras no. Somos muy miedosas, en general. Tenemos que ser mucho más vocales y levantar la voz, porque a veces por las conductas inconscientes de la sociedad, cuando habla una mujer, nadie la voltea a ver, pero dice la misma cosa un hombre y lo voltean a ver y lo aplauden. Entonces tenemos que levantar la voz y decir ‘eso yo ya lo dije’, y que más mujeres repitan lo que dijimos: ‘como fulanita dijo, como Mónica expresó’, para que se haga conciencia de que ella tiene una voz. También, no esperar a que te den la promoción, sino que buscarla. Decirle al jefe ‘qué me falta, qué tengo que aprender, cuál es el siguiente paso’, para que así nos tengan presentes. A veces somos muy tímidas para provocar esos espacios.

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