Agencia UNO

El atleta cubano-chileno Santiago Ford hizo historia y le otorgó la séptima medalla de oro al país en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.

A pesar de su importante logro, su vida está marcada de esfuerzo y sacrificio. En 2022, la gran meta del deportista era estar en los Panamericanos, pero hasta entonces no podía.

El decatleta llevaba cuatro años en el país y aún no tenía la carta de nacionalidad. Estuvo a punto de decirle adiós a la opción de defender a Chile.

“Estamos a menos de un año de los Panamericanos y yo actualmente me veo fuera. Es algo que me resulta incómodo. Me estoy sacrificando hace tres años. Yo quiero estar acá, estoy compitiendo, tengo resultados, he ganado campeonatos nacionales. No sé qué pasa. Yo dije que este año era decisivo. Si este año no pasa nada, veré qué hago. Tomaré otras decisiones. No dejaré de entrenar, sé que tengo potencial. Ya perdí un ciclo olímpico y no quiero echar a perder otro. A lo mejor en otro país me pueden dar la oportunidad. Yo quiero representar a Chile, pero si no me dan la oportunidad no me puedo quedar estancado“, comentó a Emol en mayo de 2022.

Finalmente, en enero de este año, todo jugó a su favor y recibió la nacionalidad chilena por gracia con el apoyo de la Cámara del Senado y la firma del Presidente de la República.

Una historia de superación

Ford dejó su natal Cuba en 2018, en un tortuoso viaje de más de seis mil kilómetros. A pesar de tener una vida “sin problemas” en su país, no era lo que él quería.

Llevaba cinco años en el equipo nacional de atletismo, pero no se sentía reconocido y pensó que con el cuarto lugar que obtuvo en declatón en el Mundial Sub 18 de Polonia la situación daría un giro. Pero no fue así.

“Saqué cuarto lugar y pasó inadvertido, como si no hubiese pasado nada. En Cuba tienes que tener oro o plata para que te reconozcan y puedas llamar un poco la atención. Si no, no eres nadie. Es complicado”, comentó al mencionado medio.

En ese año, un grupo de entrenadores chilenos viajó a la isla y ahí conoció a Alfredo Pavez. Ambos entrenaron juntos y comenzaron a hablar. El chileno le dijo que en nuestro país tendría mejores oportunidades, que le costaría en un principio, pero que con su nivel no demoraría en destacar.

Luego de decidirse, Ford se puso a planificar y se vino “a la mala”. El 8 de septiembre voló de Cuba hacia Guyana. Estuvo diez días hasta que pudo entrar a Brasil.

Una vez ahí, atravesó la selva en camioneta hasta llegar a Manaos. Allí tomo un avión hacia Perú y la parte más dura del viaje.

“Me tocó bajar todo Perú por carretera. Estuve un día y medio atravesando Perú entero hasta llegar a Tacna. Estaba deshidratado, tenía hambre y el frío me tenía mal“, contó.

El deportista realizó todo el viaje solo. Recuerda especialmente un momento en Tacna, cuando se subió la policía peruana al bus y al único pasajero que hicieron bajar fue a él.

“Me meten a un cuarto de control y me empiezan a preguntar el motivo por el que yo viajaba. Los policías peruanos me decían que yo estaba ilegal en el país, que me iban a deportar. Yo les dije que era deportista. Me abrieron la maleta completa, vieron que yo tenía pura ropa de deporte. Me vieron el celular y que tenía puras fotos de deporte. Me creyeron y aún así no me dejaban pasar. Me dijeron que si no les daba dinero, no me dejaban pasar. A mí solo me quedaban 30 dólares, no tenía más dinero. De esos 30 dólares, tenía 20 conmigo y otros diez escondidos en el celular. Me dicen: ‘Te vas a ir ahora, pero te salvaste porque nos diste esta plata, si no te quedas aquí con nosotros'”, relató.

FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO

A pesar de aquello, logró continuar el viaje y llegar a la frontera con Chile. Cruzó el desierto solo, siguiendo la línea del tren.

Cree que estuvo alrededor de tres horas caminando y tiempo después se enteró de que pasó por un campo minado.

Ya en Chile, el entrenador que conoció en Cuba lo ayudó como pudo. “Fue muy difícil“, señaló. Se tuvo que alejar un tiempo de los entrenamientos y comenzó a trabajar de guardia.

“Estuve un año trabajando de guardia en la discoteque de madrugada. Me ayudaron para que pudiera entrenar en el Centro de Alto Rendimiento. Pero yo estaba trabajando en la discoteca y llegaba muy cansado. Dormía tres o cuatro horas. Entraba a la discoteca a las 9 de la noche y salíamos 7 u 8 de la mañana. No aguanté más. No podía seguir el ritmo, no podía entrenar con el trabajo que tenía“, afirmó.

Parecía un punto de retorno, pero conoció al entrenador Matías Barrera. Sin conocerlo, lo alojó en su casa para que pudiese dedicarse solo a entrenar.

Sin embargo, vino el estallido social y la pandemia. Entrenaba como podía y aún así se impuso en el salto triple en el Nacional de Atletismo 2021. Al no ser chileno, no pudo ser reconocido como campeón, pero el resultado le sirvió.

La entonces ministra del Deporte, Cecilia Pérez, lo ayudó para que pudiese hospedarse en el Centro de Alto Rendimiento. Y desde ahí, solamente ha sabido de triunfos.

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