Por Carlos Pizarro
The Metal Fest 2023/ Carlos Pizarro

Cerca de nueve años tuvieron que pasar para que el domingo 23 de abril el Parque O’Higgins volviera a ver miles de metaleros caminar en hordas hacia el Movistar Arena, expectantes para una nueva jornada de metal extremo en sus distintas variantes. Era el regreso del siempre bien recibido The Metal Fest, que en su versión 2023 congregaba exponentes como Accept, Kreator y Stratovarius.

Era pasado el mediodía cuando bandadas de pájaros negros, como les llamó Patricio Jara, comenzaban a agolparse en el parque de la Región Metropolitana. Entre diversas personas haciendo deporte, paseando o desplazándose hacia el Fantasilandia, eran decenas los metaleros que aparecían en dirección a la gran cúpula que los albergaría por más de 12 horas.

Y si bien durante el año existen diversas instancias en que las bandas locales se reúnen, este festival es uno de aquellos cuya ausencia se hacía presente, más aún tras un Knotfest Chile 2022 que demostró la relevancia del género en la escena local, mezclando parte de la producción nacional y las figuras clave del metal a nivel internacional.

Metal nacional, metal del bueno

Puntuales, las puertas del hogar del metal fueron abiertas para dar ingreso a los primeros centenares que llegaban a escuchar a quienes darían el puntapié inicial al evento, los nacionales de Enigma, comandados por Nelson Montenegro en la voz, marcaron presencia en el Hell Stage, destinado para las bandas nacionales -más una internacional al cierre-.

Con un heavy metal lleno de ritmos progresivos que han curado por más de 30 años y riffs que alucinaron a los primeros asistentes, la banda realizó una impecable presentación que se suma a la anterior en este certamen, despeinando a los más fanáticos con temas como Derrotando a la Vida e Inquisidor.

A Enigma le siguió Vilu, banda que se autodenomina como death thrash metal, pero cuya vocalista Aline Snow da muestras de un amplio espectro que fácilmente oscila entre el black y el death metal más clásico. Muestra de aquello es, por ejemplo, cuando telonearon a Emperor en 2022.

Con una gama de canciones frescas, pero con ese toque de riffs que rememoran los mejores exponentes del metal extremo, la banda tuvo una presentación acotada, no exenta de una dureza que habla del buen estado de la escena nacional.

En la misma línea del death y thrash, Recrucide fueron los siguientes en un listado de bandas que parecía seguir el tempo de la misma batería de sus temas, pues casi no dio respiro a los cientos de seguidores que escucharon atentamente en el ir y venir entre el interior del Movistar Arena y la zona exterior donde estaba dispuesto el Hell Stage.

Manteniendo ardiente la llama ya encendida por sus antecesores, los dirigidos por Rodrigo Zepeda en voz y bajo marcaron presencia nuevamente e hicieron gala de la imposta que han dejado en el metal nacional, luego de un aclamado disco The Cycle (2017), al que le seguiría otro éxito como Terahate (2022).

En una jornada marcada por el subgénero del thrash metal, Cabrio apareció en el Hell Stage para marcar la pauta en lo que dominan a la perfección. Los santiaguinos dieron cuenta de lo que será la continuación de un género que tiene una devota fanaticada, algo reflejado también en lo que en paralelo ocurría a esas horas en el Metal Stage al interior del recinto.

Con miembros que pasaron por iconos del género a nivel nacional, como lo es Kingdom of Hate, la banda puso la nota alta en cuanto a manejo de los ritmos inmortales que tiene el thrash metal, haciendo incluso un guiño a Slayer. Y claro, los circle pit no se hicieron esperar.

Bajándole un cambio a la arrolladora máquina, sin reducir ni un milímetro de potencia, Devil Presley puso la cuota del rock pesado ya añejado por más de dos décadas.

Noches de alcohol, viajes en la carretera y visitas de Lucifer en persona fueron condensadas en un setlist que repasó los distintos ejes que la banda capitalina ya ha demostrado en cada presentación.

Continuando una tarde al aire libre completamente cronometrada, Torturer pisó el escenario exterior con toda la potencia característica del death metal que expelen.

“Ustedes son los que apoyan al metal nacional, muchos dicen que lo apoyan pero ustedes están acá y no lo hacen de la boca pa’ afuera”, recalcó Francisco Cautín, vocalista y bajista de la banda de death/thrash metal.

La noche chilena la cerraría Undercroft, pulsando fuerte la malevolencia característica de la banda que por más de 30 años ha marcado presencia en la escena.

Con una banda insigne en la escena del death metal nacional, que ha sido parte de compilados internacionales como el de la revista Metal Hammer en 2006, lo local se despidió de esta jornada, dejando en claro una vez más que en Chile hay metal extremo, y del bueno.

Un broche de mitología nórdica

Punto aparte es la banda que terminó cerrando el Hell Stage en el exterior del Movistar Arena: Finntroll. Los finlandeses aparecieron en el escenario a eso de las 22:30, dando pie a su tercera presentación en nuestro país.

Los maestros del folk metal, vestidos acorde a la iconografía que representan, interpretaron sus clásicos como Trollhammaren, reencontrándose con un público que los esperaba de regreso tras su última presentación en 2016.

Metal Stage: Sólo clásicos

Mientras tanto, y a ratos casi en simultáneo, al interior del Movistar Arena se fraguaba otra mezcla de metal extremo.

Era el Metal Stage, el escenario principal donde se presentaron las bandas internacionales y que esta vez estaba acompañada de dos tótems de calaveras de 6 metros de altura a cada lado, creados por Necro Escultor, los que marcaban el énfasis de una jornada cargada a la blasfemia.

Los primeros en aparecer en escena a eso de las 14:00 fueron Benediction, los británicos que, al igual que la mayoría de sus compañeros de line up, ya llevan más de dos décadas en el ruedo.

Agradeciendo la entrega y subrayando la importancia del festival, los ingleses desplegaron con brutalidad Iterations of I, Nightfear, Subconscious Terror, entre otros clásicos. Esta última con la participación especial de Mark “Barney” Greenway de Napalm Death, otro de los grupos que se presentaría minutos más tarde, y quien en específico fue el vocalista de dicho álbum homónimo.

A los británicos deathmetaleros les seguirían los estadounidenses de Dark Angel, quienes tuvieron su última presentación en nuestro país precisamente en el The Metal Fest de 2014.

En esta tercera entrega en suelo chileno, y con un breve repertorio -que dejó a muchos deseando un poco más-, los norteamericanos dieron cuenta del thrash metal que tantos frutos ha dado al otro lado del planeta. No exentos de algunos problemas técnicos con el bajo, la presentación fue impecable. Aunque de todas formas varios gritaban Merciless Death mientras la banda dejaba el escenario, haciendo referencia al clásico de 1985 que sin dudas hubiera dado un cierre perfecto.

Luego sería el turno de Napalm Death, quienes para suerte de sus seguidores han tenido varias presentaciones más que sus compañeros de lineup. Esto, pues desde 1997 que los oriundos de Birmingham han pisado suelo nacional, habiéndose presentado por última vez en 2018.

Como es de costumbre, Barney se tomó algunos minutos entre canción y canción para dedicar algunas palabras a conflictos políticos y sociales que aquejan al globo en su totalidad, como lo son las crisis migratorias -haciendo un llamado a respaldar a los refugiados-; el debate en torno al aborto, que ha cobrado otros tintes en Estados Unidos; haciendo un llamado a que “nazismo nunca más”, con el tema cover de Dead Kennedys Nazi Punks Fuck Off; y, por cierto, dedicando el tema Invigorating Cluth a la memoria de Víctor Jara y a los detenidos desaparecidos que dejó la dictadura en nuestro país.

El giro sería total cuando cerca de las 18:00 hicieron ingreso al Metal Stage los finlandeses de Stratovarius, quienes demostraron cómo el Movistar Arena en su totalidad podía corear cada riff que traían consigo.

Con un power metal ya establecido a lo largo de los años de carrera, la banda hizo un recorrido por sus clásicos Speed Of Light y Black Diamond, así como también temas nuevos como Survive.

La dosis de heavy metal llegó minutos más tarde de la mano de Accept, banda alemana que, continuando la labor de Stratovarius, hizo corear a todo el Movistar Arena durante su presentación.

Metal Heart, Restless and Wild y Balls To The Wall sonaron a toda potencia frente a un público que parecía no tener una pizca de agotamiento tras cerca de siete horas de festival.

El escenario volvería a estar cubierto de thrash metal una vez que Testament hizo su aparición. Bajo la gira de su último álbum Titans of Creation (2020), imagen que lucía de fondo en el escenario, los estadounidenses dieron clases del manejo que solo décadas de carrera pueden dar.

Con circle pits que parecían crecer imparablemente, los californianos desplegaron una batería de temas que abarcó sus más recientes trabajos y también los clásicos que le hicieron posicionarse en el podio del subgénero del metal.

El cierre estuvo a cargo de quienes vienen haciendo tour con los norteamericanos de Testament. Se trató de la banda alemana Kreator, cuya historia con nuestro país ha valido más de una decena de presentaciones desde 1992. Dicha cercanía fue por cierto destacada en más de una oportunidad por el vocalista y guitarrista Mille Petrozza, quien recordaba una y otra vez cómo presentarse en Chile era “como tocar en casa”.

Interpretando canciones de casi todos sus discos, Kreator expuso lo mejor de sí con temas como Phobia, Hate Über Alles, Pleasure To Kill y Violent Revolution, todos y cada uno de ellos coreados y bailados en su totalidad por un público inagotable.

Los teutónicos demostraron porqué en territorio nacional se les aprecia tanto, y porqué, además, decidieron en 2018 registrar su presentación en el Movistar Arena.

Un buen signo para este festival, y para todos los de su estilo, es que ya mientras iba cerrando la jornada se confirmó una nueva versión para el 21 de abril de 2024. Además, la apertura y buena recepción que tuvo a personajes como el de Bullicio Puppets, quien captó la atención de varios que transitaban por el exterior del Movistar Arena. No menos destacable es la presencia de diversos lugares de comida y bebestibles, algo que es siempre escaso en eventos de esta magnitud.

Así, al menos, tendremos Metal Fest para rato.

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