El presidente Gabriel Boric participó este jueves del 42° aniversario de la Universidad Tecnológica Metropolitana del Estado de Chile (UTEM), instancia en la que vivió un sorpresivo momento.

El mandatario, haciendo eco de una cita mencionada por la rectora de la UTEM, Marisol Durán, se refirió al escritor brasileño Paulo Freire. “Vivió su exilio en Chile después de que se instalara en Brasil la dictadura militar en 1964″, dijo.

“Estuvo en Chile hasta 1969, donde escribió algunas de sus obras más importantes, entre ellas Pedagogía del Oprimido. Hay muchos aspectos que se pueden rescatar de esa obra, pero me gustaría destacar su insistencia y persistencia en el diálogo“, agregó.

El jefe de Estado sostuvo que “Paulo Freire decía que la opresión se sustenta en el no diálogo y que sin diálogo no hay emancipación humana posible. Chile necesita hoy mucho diálogo, diálogo entre nosotros y diálogo, también, entre quienes piensan distinto”.

Coincidentemente, una vez terminado su discurso, la rectora le entregó un libro de regalo, el que resultó ser una edición especial de Pedagogía del Oprimido. “Esto no estaba coordinado“, sostuvo el presidente, sorprendido.

 

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¿Quién era Paulo Freire?

Blanco de desacuerdos y disputas en su país natal, Paulo Freire se convirtió en el brasileño más laureado con doctorado honoris causa en el exterior y, en 2016, su obra Pedagogía del Oprimido fue el tercer título más citado en el mundo en trabajos sobre ciencias humanas.

Freire es considerado uno de los pensadores de la educación más influyentes del siglo XX, siendo principalmente reconocido por su modelo de la “conciencia crítica” y por ser precursor de la llamada pedagogía crítica. Su mirada filosófica fue fruto, principalmente, de su experiencia como profesor.

Fue catalogado por ciertos sectores de la oligarquía y la iglesia brasileña como un agitador político y subversivo. Tras el golpe militar de 1964 se refugió en Chile, donde participó en diversos planes del gobierno de Eduardo Frei, tales como el programa de educación de adultos del Instituto Chileno para la Reforma Agraria (ICIRA).

Durante su tiempo en Chile escribió Pedagogía del oprimido, cuyo contenido desagradó al gobierno de Santiago. En este texto cuestiona a aquellos docentes que se conciben a sí mismos como poseedores de conocimiento y realza la importancia del diálogo: “el diálogo no impone, no manipula, no domestica, no esloganiza”, escribió.

No hay, por otro lado, diálogo si no hay humildad. La pronunciación del mundo, con el cual los hombres lo recrean permanentemente, no puede ser un acto arrogante. El diálogo, como encuentro de los hombres para la tarea común de saber y actuar, se rompe si sus polos (o uno de ellos) pierde la humildad”, señala otro pasaje del libro.

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