Paramount Pictures

(CNN) – Uno de los principales retos que el director de cine Francis Ford Coppola tuvo que atravesar para poder filmar El Padrino fue la oposición de los estudios a que Marlon Brando protagonizara la película.

El autor de la novela, Mario Puzo, escribió el libro para ganar algo de dinero, después de que fracasaran obras suyas tan bien valoradas como El peregrino afortunado (1965).

Paramount compró la historia de Puzo con la esperanza de hacer una película rápida de gángsters; pero cuando el libro se convirtió en un gran éxito de ventas, el estudio a punto de abandonar el proyecto, preocupado por las expectativas.

Francis Ford Coppola encabezó el trabajo luego de que varios directores de renombre -como Elia Kazan, Arthur Penn y Costa-Gavras, según el entonces ejecutivo de Paramount Robert Evans- lo rechazaran.

El estudio no lo quería –sólo había dirigido tres películas importantes y ninguna de ellas obtuvo gran éxito– y Coppola tampoco quería hacerlo, pero necesitaba el dinero para financiar su estudio underground en decadencia, Zoetrope.

No era el ambiente propicio para hacer una película, y en un momento dado, Coppola estuvo a punto de ser despedido.

Los ánimos estaban caldeados.

Las discusiones eran constantes.

Y entonces, el 15 de marzo de 1972, se estrenó El Padrino, y el mundo cambió.

“Me pulverizó la historia y el efecto que la película tuvo en mí”, expresa Steven Spielberg en el material documental que acompaña a la versión limpiada y remasterizada digitalmente de la película en 2008, El Padrino: La restauración Coppola.

“También sentí que debía retirarme, que no había razón para que siguiera dirigiendo películas, porque nunca alcanzaría ese nivel de confianza o la capacidad de contar una historia (tan bien como lo hizo Coppola en El Padrino)”, añadió. “En cierto modo, destrozó mi confianza”.

El Padrino “tocó un nervio cultural”, escribió Peter Biskind en su libro acerca del cine de los años ’70, Easy Riders, Raging Bulls. “Era todo para toda clase de personas, lo cual es, quizás, como pronto se darían cuenta los ejecutivos de marketing, una condición sine qua non para los éxitos de taquilla”.

Y toda aquella revolución fue iniciada mediante lo que, se suponía, sería poco más que una película de gángsters. Pero Coppola, como señala en el mismo documental, veía el material de partida como algo más que una película de serie B: era una saga familiar.

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El Padrino sumerge al público la historia de la familia Corleone: el padre Vito, los hijos Sonny (el exaltado), Fredo (el lento) y Michael (el heredero), así como su consejero, Tom Hagen, y generaciones de policías, artistas, criminales, políticos, sicarios y parásitos.

Las primeras palabras de la primera película son “Creo en Estados Unidos”, y la extensa trilogía intenta mostrar el viaje, a menudo violento, de la familia -y del país- en medio de los cambios de siglo.

La riña por el elenco entre Coppola y Paramount comenzó de inmediato, afirma Biskind en su pieza literaria. El director quería a Marlon Brando para el papel de Vito Corleone; pero entre 1970 y 1971, cuando se dio inicio a la producción, Brando representaba un veneno para la taquilla.

Coppola también quería que Al Pacino interpretara a Michael Corleone, personaje clave de la película. Otra discusión.

Pacino, que había deslumbrado en los escenarios neoyorquinos, sólo había protagonizado una película, Pánico en Needle Park (1971). Además, en el libro, Michael es descrito como un hombre alto y rubio; y el estudio quería a alguien de ese molde. Quizá Robert Redford.

El reparto de El Padrino también contó con otros actores con poca experiencia en hits de taquilla. James Caan y Robert Duvall eran veteranos -ambos habían participado en The Rain People (1969)-, pero generalmente en papeles secundarios. (El papel revelación de Caan, como Brian Piccolo en La canción de Brian, llegó a la luz pública cuando El Padrino estaba en fase de postproducción).

Después venían los roles secundarios, interpretados en su mayoría por actores de origen étnico y completamente desconocidos. Abe Vigoda, un actor que tenía una carrera consolidada con papeles secundarios en la escena neoyorquina, recordó el momento en que fue llamaron a la oficina de Coppola.

“Me entrevistó. Parece que me había visto en una obra de teatro, o varias”, dijo Vigoda en una entrevista telefónica con CNN en 2008. “Una de las (razones) por las que creo que Francis Ford Coppola estaba interesado en mí era que nadie conocía mi cara”, agregó.

Al cabo de unos meses, Vigoda fue elegido para el papel de Tessio, uno de los capos de Corleone.

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Para gran parte del casting actoral, El Padrino sólo era “una película de bajo presupuesto“, en palabras de Vigoda. Incluyéndolo. Pero también explicó que emanaba cierta sensación de que podría llegar a ser algo más grande.

Lo que sí sabíamos era que se trataba de un proyecto muy creativo“, rememoró. “Los actores, el director… Pensé: Esto es como hacer una obra de teatro. Era un trabajo muy creativo, y por extraño que parezca, uno fácil para mí…  (Una vez en el plató, sentí que) yo soy Tessio“.

Tras bastidores, las cosas no iban tan bien.

Además del reparto, Coppola y los ejecutivos se pelearon por la música (al estudio no le gustaba la partitura de Nino Rota), la fotografía (las composiciones de Gordon Willis se consideraban demasiado oscuras), las locaciones (Coppola quería Nueva York; el estudio sugirió San Luis, pues le salía más barato) e incluso la época (Coppola quería una obra que reflejara el pasado, mientras que el estudio prefería que representase la actualidad).

“Había gente en el equipo que intentaba apoderarse de la producción”, recuerda George Lucas, protegido de Coppola, en el documental.

Walter Murch, sonidista ganador del Oscar y amigo de larga data de Coppola, recuerda que el director se salvó gracias a la escena del restaurante italiano en la que Michael mata a dos adversarios. “Hasta ese momento, la sensación era: ¿Qué es esta película? No está saliendo como creíamos, fuera lo que fuera eso“, afirmó en el DVD remasterizado.

Las disputas continuaron prácticamente hasta la fecha de estreno, con Coppola sobrepasando las dos horas y 10 minutos de duración que el estudio deseaba y el estudio -aunque satisfecho con el corte final de dos horas y 55 minutos- sin saber cómo complacer a los exhibidores que ansiaban más proyecciones.

A Paramount se le ocurrieron dos soluciones: eliminar el interludio -de rigor para las películas largas- y pasarla en muchos cines al mismo tiempo.

El resultado fue un fenómeno.

El Padrino se adjudicó el estreno más grande hasta aquel entonces, cambiando la economía de Hollywood, y se convirtió en la película más taquillera de la historia hasta ese momento. (Su sucesora en el reinado de la taquilla fue Tiburón).

La película obtuvo 11 nominaciones a los Premios Oscar de 1973, de las cuales ganó tres: Mejor Película, Mejor Actor (para Marlon Brando) y Mejor Guión Adaptado (para Mario Puzio y Francis Ford Coppola).

Le entregó a la cultura lingüística cinematográfica la mítica frase “le haré una oferta que no podrá rechazar” y dio pase a dos secuelas, un videojuego, más novelas de Puzo sobre los bajos fondos y -esencialmente- todas las obras de gángsters que vinieron después.

“Cuando empezamos Los Soprano, (El Padrino) era una de las ideas originales”, dice el creador de David Chase, director de la serie, en el DVD.

De hecho, los personajes de Los Soprano citan constantemente frases que forman parte del guión de las películas, considerándolas un modelo a seguir para la mafia.

El Padrino Parte II, estrenada en 1974, también se hizo de 11 nominaciones a los Premios de la Academia, y tuvo más éxito en la ceremonia que su original, llevándose seis: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor de Reparto (para Robert De Niro), Mejor Guión Adaptado, Mejor Diseño de Producción y Mejor Banda Sonora.

No sólo se convirtió en la primera secuela en conseguir la estatuilla a Mejor Película, también ha sido la única en la historia en hacerlo junto con el estreno original de su saga. Con una estructura más compleja, muchos críticos la consideran la mejor película de las tres.

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La tercera película, El Padrino – Parte III (1990), aunque tuvo menos éxito: no logró concretar en triunfo ninguna de sus siete nominaciones. Sin embargo, como alguna vez mencionó cierto personaje de Los Soprano: “A mucha gente no le gustó, pero creo que simplemente se malinterpretó”.

Joe Mantegna, protagonista de El Padrino III  es quien lleva a cabo el doblaje oficial del personaje Gordo Tony en la serie animada Los Simpsons, personaje que tiene una deuda evidente con la saga de Coppola en la pantalla grande.

El Padrino fue la Star Wars italiana”, dice en el DVD.

Su influencia cultural traspasó lenguajes, temporalidades y culturas.

O, como dice Abe Vigoda: “Esto fue fiel a la realidad. Esta historia, estos personajes que ves en El Padrino, son reales. … Te hacían sentir algo. Te hacía parte de su realidad”.

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