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Era el primer semestre del 2017 y Luis Miguel era perseguido por la justicia estadounidense, luego que William Brockhaus, su ex manager, lo demandara por un millón de dólares por incumplimiento de contrato.

En ese momento, según señaló su asistente John Madera, “El Sol” no tenía dinero. De hecho, dijo que no lo veía desde hace un tiempo y que se encontraba en bancarrota, consigna El Comercio.

Esta situación se venía arrastrando desde 2016, cuando Luis Miguel tuvo que cancelar una gira con el cantante Alejandro Fernández. Esto derivó en que “El Sol” fuera demandado por Fernández por un total de 5 millones de dólares.

Los rumores hablaban de depresión y bancarrota al mismo tiempo que Luis Miguel cancelaba presentaciones.

A comienzos de 2018, el cantante sumaba 19 demandas laborales en su contra en Estados Unidos.

A eso hay que agregar la demanda de Marcos Liftshitz, quien acusa a Luis Miguel de plagio por el tema “Amarte es un placer”.

Sin embargo, el proyecto producido por Gato Grande Productions, empresa de su amigo Miguel Alemán, y distribuido por Netflix “Luis Miguel: La Serie” ha sabido mantener a flote al artista mexicano.

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