Por Fernanda Castillo Álvarez
Foto de Fernando Raín

Dedicación, esfuerzo y talento son adjetivos que sobraron en la histórica presentación de Andrea Bocelli en el Festival de Viña 2024.

El tenor italiano voló hasta Chile y rompió récords: Subir a 114 músicos al escenario, entre ellos 74 músicos y 40 coristas de la Orquesta Metropolitana de Santiago.

La particular melodía de guitarra de Bésame Mucho fue tocada por Fernando Raín (31), músico chileno de Coronel que con tan solo un día de ensayo general deslumbró en el debut de Bocelli.

En entrevista con CNN Chile cuenta cómo fue el detrás de cámara de una noche que jamás se borrará en su memoria.

“Siempre me invitaron a dejar la guitarra”

Fernando se enteró de que fue recomendado por otros artistas para luego ser invitado a tocar con Andrea Bocelli, cuestión que en sus palabras se trató de algo surreal.

“Le conté a mi mamá, se emocionó mucho, estaba muy feliz y me decía, ‘yo sabía que algún día iba a llegar al Festival de Viña'”, cuenta el músico.

―¿Cómo fue tu primer contacto con la música?
Todo partió bien chiquitito porque mi padre cantaba en un coro junto con una de sus hermanas, mi tía, quien me cantaba. Cuando tenía 8 años era bien enfermizo, me acuerdo que estaba resfriado y no había podido ir al colegio. Entonces mi papá me enseñó a tocar unos acordes en la guitarra, entones en el primer paso aprendí Un gorro de lana esa es la primera canción que aprendí.

A pesar de su gran talento, el artista cuenta que su familia tenía otras aspiraciones para él, de dedicarse a una carrera más convencional para que dejara la música en segundo plano. A pesar de eso, siempre lo apoyaron y le ayudaron a comprar una guitarra.

“Hoy en día mis padres están felices y orgullosos de esa decisión, pese a que siempre me invitaron a dejar la guitarra. Hubo una colaboración igual y un apoyo que, sé que también tenían ciertas resistencias”, expresa.

―El Fernando que dudó si seguir, ¿se imaginó algún día llegar a tocar con Andrea Bocelli y sus músicos?
Tenía la intuición de que algo iba a pasar con el festival, pero nunca pensé que iba a terminar tocando con la Orquesta Metropolitana de Santiago, acompañando a Andrea Bocelli, jamás me esperé eso. Es la primera vez que tengo la experiencia de tocar con orquesta, así de grande y al nivel de la orquesta, en donde cada uno de los integrantes es un destacado intérprete de su instrumento y también destacados profesores, entonces fue muy potente estar ahí escuchando. Para mí fue muy potente estar tocando música que estaba siendo escuchada y presenciada por 15.000 personas al mismo tiempo, para mí eso tiene un factor de rito muy importante. Yo todavía no alcanzo a dimensionar bien todo lo que pasó. Ahí le iremos poniendo mejores palabras con el tiempo.

―¿Cómo llegó esa invitación?
Justo estaba en Santiago y antes de grabar recibo una llamada del director técnico que estaba produciendo el festival acá, Esteban, tremendo violinista y además el sonidista, él me contactó para preguntarme si estaba disponible para tocar en la orquesta. No me entró ninguna duda, fue como wow, qué potente, “vamos no más”.

―¿Cuánto tiempo antes te enteraste de que ibas a estar en Viña?
Un mes. Fue muy rápido y el proceso también, nos mandaron la música, solo a la banda. Tuvimos un ensayo en Canal 13 el día domingo. Fuimos citados desde las 12:00 hasta las 21:00 con descanso intermitentes. El coro ensayó por un lado, la orquesta por otro lado, y luego ensayamos juntos con el director que iba cantando las melodías. Con Andrea Bocelli recién pudimos ensayar el día lunes en la prueba de sonido.

Para el creador de Fainu esa experiencia fue única.

Fue muy impactante el momento en que entró Andrea Bocelli, muy como si nada, saludándonos muy afectuosamente con mucho cariño, manifestándonos su gratitud y respeto por estar ahí. Fue tremendo, muy afectuoso, todos los intérpretes muy contentos con la orquesta, con el sonido. Se dio un ambiente laboral superbonito, de mucha reunión y fraternidad”, comentó. 

―¿Cuánto tiempo ensayaron? ¿Hubo algo que te costó?
Estuve muy ocupado tocando harto, entonces recién el jueves de esta semana yo pude imprimir la partitura. Leo música, estudié música y todo, pero en mi espacio de confort de una zona un poco incómoda, mi zona de confort es la improvisación, el crear en el momento ese es como mi espacio. De pronto llegó el jueves medio cansado, ansioso, miro las partituras y me vino una ansiedad tremenda y estoy escuchando la música, me puse a estudiar más, a trabajar. Solo iba a poder ver la música el jueves, viernes. De hecho, la Orquesta Metropolitana de Santiago recién recibió las partituras el día del ensayo, el domingo, fue solo un día de ensayo… yo tuve 2 días de trabajo individual.

―¿Tienes alguna anécdota?
Cuando veníamos de Santiago hacia Viña, me subí al último bus a disposición y me fui al último. Venía un camión y tuve la sensación de que venía muy cerca y pensé que nos podía pasar a llevar. Estábamos nosotros detenidos todavía cargando los buses y el camión pasó a llevar con el espejo retrovisor una de las ventanas y la rompió. Hizo un nudo en la ventana. Y menos mal que el músico que estaba ahí no le pasó nada, nos bajamos y tuvimos que esperar a que llegara otro bus para poder viajar, así que llegamos como 40 minutos más tarde de lo que pensábamos a probar sonido, ensayar, fue muy inesperado.

Agencia Uno―¿Cuál fue tu momento favorito?
Para mí fue el momento en que presentan a la orquesta, entra el director y comienza el concierto con una obra muy potente, muy intensa, entonces, dejó la energía muy arriba, es como esa sensación de dejarlos peinados para atrás con el último acorde. Musicalmente hubo muchos momentos mágicos que no podría escoger, en verdad fue como todo el show. Fue un momento increíble y para mí fue muy, muy bello poder tocar acompañar en la guitarra, pero también el momento de estar ahí sentado, escuchando la orquesta, ver como a los bailarines.

En ese instante, Raín pensó en lo lejos que lo llevó su guitarra, la misma que ha recorrido diferentes países hasta el Festival de Viña y otros lugares del mundo como Japón, México y Perú.

Hubo un momento en particular en el que el músico chileno acompañó a Bocelli con la canción Bésame mucho.

Bocelli sonreía con las melodías que estaba tocando, pero en ese momento yo estaba concentrado en entregar la música, pero luego cuando veo esto y se retribuye en esta sonrisa que salian de Bocelli, de goce, de disfrutar, para mí fue como si hubiéramos coqueteado con Bocelli, como si hubiéramos tenido un romance en la música, de compartir ese juego”, recuerda. 

―¿Qué te dijeron tus papás luego de que llegaste a este escenario?, ¿cómo se lo tomó tu círculo cercano?
Están todos conmocionados, emocionados, agradecidos, contentos y todos muy orgullososPara mí es tremendísimo poder dar una alegría así a mi gente. De hecho, mi mamá me decía ‘gracias por darme esta felicidad y esta alegría tan linda’. La música es un espacio que abriga, arrulla, sostiene, que da alegría o que acompaña momentos de desdicha.

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