Por Arelí Zúñiga
Obra El Tiempo que No Estuve

En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 de marzo, el Teatro Nescafé de Las Artes es el escenario del Ciclo EME, un evento artístico que reúne tres obras de teatro y un concierto en homenaje a esta fecha significativa.

Con un elenco destacado encabezado por Mariana Loyola, Patricia Rivadeneira y María Gracia Omegna, las obras teatrales se presentarán desde el 7 hasta el 10 de marzo.

“El tiempo que no estuve”

Entre las piezas teatrales que conforman el ciclo, destaca El tiempo que no estuve, una obra que mantiene una poderosa narrativa.

Ambientada en los años ’90, la obra se centra en el reencuentro de dos hermanas, Leonor y Nadia, únicos dos personajes, después de una década separadas. A través de un diálogo lleno de misticismo, la obra aborda de manera realista una problemática que muchas mujeres en el mundo han debido vivir, marcándolas de por vida en diversos aspectos.

Inicialmente, la trama no revela completamente la situación que enfrentan los personajes, permitiendo que la imaginación del público tome vuelo hasta que, en un momento crucial, Nadia expone el dramático trasfondo del regreso de Leo, quien pasó diez años en prisión por matar a su marido, un hombre que abusaba físicamente de ella, y de su hija recién nacida.

Las interpretaciones de Paloma Moreno y María Gracia Omegna transmiten una emocionalidad profunda y realista, sumergiendo a la audiencia en la tensión e incomodidad que sienten los personajes.

Nadia, quien presume ser la hermana mayor, bastante más dura de lo que se podría ver, tiene una actitud un tanto antagónica, pero con tintes tan humanos que se convierte en un personaje con el que coincidir más de una vez.

A medida que avanza la historia, surgen diversas problemáticas subyacentes relacionadas con la familia y las hijas de las protagonistas, todas entrelazadas con el crimen que marcó sus vidas. La dirección de Daniella Castillo y el guion de Emilia Nogueira capturan de manera magistral la atmósfera seductora y desconcertante de este drama.

La obra aborda con tacto temas sensibles que afectan a las mujeres, logrando que las emociones traspasen el escenario y lleguen al público. Además, plantea un cuestionamiento profundo sobre el maltrato intrafamiliar, explorando sentimientos de arrepentimiento, empatía y culpa en una relación entre hermanas marcada por el trauma.

Aunque el diálogo es acertado en transmitir desesperanza y rabia, el final abrupto deja al público en suspenso, deseoso de más respuestas.

El tiempo que no estuve es una obra que provoca reflexiones profundas sobre las complejidades de las relaciones familiares y la lucha contra la violencia de género, dejando una huella duradera en quienes tienen el privilegio de presenciarla.

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