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Antes de la fama y el reconocimiento mundial, muchos cineastas pasaron como desconocidos estudiantes o realizadores independientes por el Festival de Cine de Valdivia. Aquí, parte de su trabajo e historia.
Si hay una cosa que destaca al Festival Internacional de Cine de Valdivia, es ser la antesala para muchos directores de cine que hoy destacan en diferentes lugares del mundo.
Partieron, dicen, como desconocidos estudiantes estrenando cortometrajes o microproducciones. Aquello fue vital para lo que vendría después: Festivales en Europa, reconocimientos en el extranjero y hasta la ansiada estatuilla del Óscar.
¿Quiénes son estos? La lista es inmensa, pero aquí te dejamos cinco que debes conocer.
Pepa San Martín
Probablemente su nombre te suene familiar. Pepa es la cabeza detrás de Rara (2016), la cinta que cuenta la historia de una joven que debe afrontar las vicisitudes de entrar en la adolescencia y lidiar con los claros y oscuros de pertenecer a una familia lesboparental.
El largometraje fue bien recibido por el público y por la crítica. Obteniendo el Premio del Jurado en el Festival de Cine de Berlín y el Premio Horizonte Latino en el Festival de Cine de San Sebastián, ambos en el año 2016.
Pero antes de los galardones, hubo todo un camino. Y parte de él tiene como escenario es Festival, así lo cuenta la misma directora.
“Estábamos filmando Turistas de Alicia Scherson. Yo era la asistente de dirección y una noche conté una idea de guión que tenía a ella y a Macarena López. Comenzaba a tejerse La Ducha, que estrené el 2010 en la sección de cortometrajes internacionales. Fue la primera vez que me paraba en frente de un público como directora, la primera vez que filmaba una pieza audiovisual, la primera vez que entendí un poco más lo que es ser directora. Salí de la sala y sentí que al público le gustó, me sentí orgullosa. Ese año no gané nada”.
Poco después, en el 2012, compitió con un nuevo cortometraje: Gleisdreieck. Con la cinta, obtuvo el galardón a Mejor Cortometraje Latinoamericano.
Claudia Huaiquimilla
Contadas son las películas que logran abordar temáticas relativas a la causa mapuche con la naturalidad y la sensibilidad que merece. Es por eso que Mala Junta (2016) logró una llegada amable a todo público.
Este año, Huaquimilla estrenará Mis hermanos sueñan despiertos (2021) en la próxima edición del Festival Internacional de Cine de Valdivia, espacio en el que ya había debutado anteriormente.
Así lo recuerda:
“El año 2012 participé por primera vez en FICValdivia con San Juan, un cortometraje realizado con pocos recursos mientras estaba en la escuela, donde actuaron familiares y vecinos. El día de la muestra fue la primera vez que muchos de ellos bajaron del campo para ir al cine. La experiencia fue impactante, para ellos y para mí. Creo que por primera entendieron que el hecho de que estudiara cine, no significaba que iba a aparecer en una teleserie o animando un matinal (como tantos otros creen). Y dejaron de preguntar por qué les hacía repetir tantas veces una acción cuando llevé ese grupo de chascones a grabar un fin de semana. Tras verse en pantalla, la pregunta era otra: ¿cuándo grabamos de nuevo?”
Marialy Rivas
Joven y Alocada (2012) marcó a toda la generación de adolescentes del 2000. El largometraje, lleno de referencias pop y energía juvenil, narra la vida de una joven que desea salir del yugo del mundo evangélico en el que se encuentra inmersa.
Su ópera prima le significó reconocimientos en renombrados festivales como Sundace, el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y el Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse.
Como dato, fue en Valdivia donde Rivas presentó el primer pitch de Joven y Alocada y posteriormente estrenó otro de sus títulos: Princesita (2016).
“Recuerdo una cola para Princesita. Era tan larga tan larga que se queda gente se quedó fuera”, rememora.
Ignacio Agüero
Dentro de las películas que destacan dentro de la trayectoria del cineasta, están Cien niños esperando un tren (1988) y El Diario de Agustín (2008).
Agüero es prácticamente uno de los primeros participantes del evento. Él mismo lo afirma.
“Participo en el Festival de Valdivia desde el principio, 1994. Un año antes de que el cine cumpliera 100 años y cuatro años después de que Pinochet se fuera del gobierno. Eran tiempos de una cierta belleza. Ya no había CNI, ya no había dictadura. Una cierta belleza democrática asociada a la belleza de la ciudad. La caminata hacia la sala del Cine Club, cruzando las instalaciones de la universidad en medio de árboles y verdores, tal como es hoy 25 años después, es una hermosura que exigió desde el comienzo que las películas estuvieran a su altura”.
Sebastián Lelio
Existe todo un camino para ganar el Óscar, y bien lo sabe Sebastián Lelio, quien estrenó sus primeras realizaciones en el certamen.
“En el Festival de Valdivia pude estrenar mis primeros cortos. A alguien le interesaban, te pagaban un pasaje, ¡te alojaban!. Yo no lo podía creer. Eso fue el ‘96 y el ‘97. Yo era un estudiante de cine (lo sigo siendo) y Valdivia era el lugar de encuentro con los que tenían más experiencia, con los que habían abierto el camino. Era también el lugar en el que conocí a tantas personas que luego serían compañeros de ruta, cómplices, co-creadores”, cuenta.
Actualmente Lelio se encuentra en la grabación de The Wonder, su próxima película.
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