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El tradicional Bar Berri cerrará sus puertas tras 38 años de funcionamiento en el Barrio Lastarria de Santiago, en la Región Metropolitana.

La bohemia taberna de calle Rosal 321 dejará de vender sus clásicas hamburguesas, platos y tragos, debido a la casona donde se ubica su vendida. Eduardo de Azcuénaga, dueño del bar, arrendaba en el lugar.

En este barrio no había nada. Yo me dedicaba a las antigüedades y un día vi este lugar que era el estacionamiento de la casona. Conversé con el dueño y lo transformé yo mismo en el bar que es hoy”, comentó De Azcuénaga a Las Últimas Noticias.

“Yo coloqué estas baldosas, conseguí estas mesas que habían sido dadas de baja en el Congreso y les coloqué estas bases de mármol y un vidrio encima. También hice la barra y la vara, que es la barra de donde en que se colocan los pies, y traje las antigüedades como esa cafetera de principio del siglo XX, que se la compré a un señor de Arturo Prat que tenía un local y tardé semanas en convencerlo”, agregó.

Respecto al clásico piano ubicado al interior del bar, De Azcuénaga comentó que este “estaba en una casa que se cayó con el terremoto de 1985; la puerta de entrada la hice en una ventana y le puse los tiradores de bronce, a ese espejo le coloqué”.

 

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Sus clásicas hamburguesas

Una de las preparaciones clásicas del bar son sus hamburguesas, que son preparadas por su mismo dueño.

En entrevista con el medio citado, Eduardo De Azcuénaga comentó -sin dar su receta secreta- que “la carne debe tener una mínima cantidad de grasa, muy mínima, porque se sirve para ligar y compactarla. El otro tema es que la cebolla no vaya picada muy fina, que no se amortigüe y se cocina al dente”.

Era muy apetecida por nuestros clientes”, añadió.

“Acá me siento yo mismo”

El bar cerrará para siempre este sábado 30 de septiembre, tras 38 años de funcionamiento.

Pero esta no es primera vez que se entabla el cierre del local. En noviembre de 2021, ya se había anunciado que la taberna iba a dejar de operar, sin embargo, la situación cambió en 2022 cuando fue se dio a conocer que las personas que habían firmado la compraventa del inmueble se habían arrepentido.

Respecto al proceso actual, De Azcuénaga comentó que guardará las cosas del bar por un tiempo. “No quisiera vender nada, pero no caben en mi casa”, añadió.

Claro que sí (seguiría con el bar). Son 38 años, me gusta, es mi vida. Acá me siento yo mismo”, sentenció.

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