La diva de Río de Janeiro cerrará la cuarta noche del certamen con lo mejor del género urbano multilingüe. Sobre el escenario de la Quinta Vergara se espera que interprete éxitos mundiales como Downtown (2017), Envolver (2021) y Bellakeo (2023).
Con apenas 30 años de edad y más de una década de trayectoria, es considerada una de las estrellas pop brasileñas más grande del mundo.
En esta nota, conocerás más detalles acerca de la brasileña que ha colaborado con artistas que van desde Madonna hasta Ozuna y cuyo éxito la ha catapultado a la escena internacional, con hitos y números que han superado a exponentes urbanos de la talla de Daddy Yankee, Bad Bunny y Karol G.
Un inicio desde las favelas de Río de Janeiro
Su nombre real es Larissa de Macedo Machado y creció en un barrio muy humilde de Río de Janeiro: el vecindario industrial Honório Gurguel.
Allí vivió una infancia feliz, aunque algo limitada. Sabía que, cuando jugaba afuera, no podía alejarse demasiado de su casa.
“Era un poco peligroso, así que yo no salía de mi propia calle. Estaba siempre ahí, donde mi mamá pudiera verme de la puerta. Cuando ya tenía como 15 años, empecé a ir a unas fiestitas de calle”, recordó hace unos meses.
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El mundo artístico siempre fue su sueño.
Las luces la atraían desde temprana edad y por lo mismo, tenía muy clara cuál sería su respuesta cada vez que alguien le preguntaba a qué quería dedicarse en la adultez.
“Desde niña, ya era mi sueño ser cantante y le decía eso a toda mi familia y amigos. Y no les decía: ‘Ay, quiero ser cantante’, les decía: ‘Voy a ser cantante’. Estaba súper segura de eso. Pero me contestaban: ‘Ay, calma, mira dónde estamos, de dónde venimos, es complicado, la realidad es otra'”, explicó en 2021.
Cirugías estéticas sin tabúes
Cuando le preguntan qué es lo que más le gusta de sí misma en términos de personalidad, ella no tartamudea antes de afirmar: “Que soy muy transparente“.
Y es cierto. Anitta se ha ganado el aprecio y respeto de millones de fanáticos alrededor del mundo no sólo por su talento musical, sino también por la espontaneidad con la que aborda temas de índole personal que las estrellas suelen evitar.
Destaca el llamado que, en múltiples ocasiones, ha hecho a la normalización de las cirugías estéticas.
“Yo misma diseñé mi cara”, le hizo saber una vez, sin tapujos, a Pablo Mottos durante su aparición en El Hormiguero. “Si yo no trabajase tanto, mi cara ya sería otra. Cada año una nueva persona. Pero no tengo tanto tiempo”, agregó, en tono de broma.
Pese a que el presentador español quedó estupefacto ante la confesión, lo cierto es que Anitta, desde los inicios de la internacionalización de su carrera, ha abordado el tema sin tabúes de por medio.
Y ya en 2018, explicó la razón en un programa mexicano: “No quiero que la gente en la casa se quede mirando las portadas y diciendo: ¿Por qué no soy así? Qué vida injusta’. No. Sólo trabaje, junte su dinero y va a quedar como quiera“.
Su visión del empoderamiento femenino y la “hipocresía” de la sociedad
La joven brasileña se ha destacado por tener una actitud desafiante ante las normas sociales establecidas.
Esto, si bien le ha valido reconocimiento como un nuevo icono del empoderamiento femenino en el mundo de la música, también ha dado pie a críticas.
“Yo hago lo que me da la gana con mi cuerpo. Me gusta mucho y, si me apetece enseñarlo, eso es lo que voy a hacer”, dejó muy en claro el año pasado durante una entrevista con el medio español El Mundo,
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En aquella misma instancia, al ser consultada respecto al debate feminista que gira en torno a si una mujer que se hipersexualiza a sí misma puede ser una mujer empoderada, admitió: “Yo lucho, precisamente, en favor de eso”.
Asimismo, cuestionó el valor social que se le otorga a la figura femenina en base a cuánto expone o no su físico.
“La sociedad ha interiorizado que la buena mujer es la mujer digna, la que esconde su cuerpo y lo reserva únicamente para su marido. Pero hay mucho valor en romper los esquemas, arriesgarse y dictar normas nuevas“, opinó.
También lanzó una crítica hacia “el machismo y la hipocresía” interiorizados en la la sociedad.
Y ejemplificó de la siguiente forma: “Los hombres quieren que su esposa sea casta, que vaya toda tapada. Pero, al mismo tiempo, les encanta ver vídeos de mujeres sin ropa. ¿O no es así? Yo quiero ser sensual y me siento feliz así, haciendo lo que quiero. No me importa lo que diga la gente”.
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