Por Sandro Olavarría y Camila Morandé
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Pese a que Fernanda Sepúlveda (20) -autobautizada AKRIILA en la escena artística- dejó de ser una adolescente hace apenas unos meses, su 2024 despegó potenciado por un motor con el que cantantes que la doblan en edad soñarían.

Fechas programadas sobre escenarios de festivales internacionales y el espaldarazo artístico de un peso pesado del medio musical han resultado en una invitación extendida al mundo a fijar su atención en ella.

Este último punto hace referencia a Rolling Stone, revista que, a lo largo de sus más de cinco décadas de existencia, se ha vuelto un ícono para melómanos del mundo entero.

(Créditos: Cici Rivarola)

A comienzos de enero, la sumó a 19 Latin Artists We’re Rooting For in 2024, artículo en el que enumeraba una lista de latinoamericanos emergentes a tener en cuenta.

La pieza periodística, además de llamarla “una potencia en ascenso del plug chileno”, mencionó algunas de sus colaboraciones, próximas presentaciones y, casi como un manifiesto, adelantó que “pronto se dejará ver por todo el mundo”.

No hubo otro nombre nacional, así que toda la representación de Chile recayó en sus hombros. “Fue brígido lo de la Rolling Stone“, reconoce ella misma a CNN Magazine. “Hay artistas que yo conozco y que admiro, y estar dentro de esa lista me sorprendió”.

Sólo se enteró de la mención cuando alguien le compartió el artículo por Instagram. Más tarde, empezó a replicarlo ella misma entre sus conocidos.

Pero no es primera vez que le pasa algo así. De hecho, la atmósfera casual que antecede a los instantes exactos en que se ha enterado de grandes hitos de su carrera pareciera haber establecido un patrón.

Su primer gran escenario fue el de la edición chilena del Primavera Sound en 2022, con apenas 18 años de edad.

En ese entonces, desde su casa en Maipú y hablando por videollamada con una amiga, se enteró que se presentaría en el festival de la misma forma que otras miles de personas con ánimos de asistir: echándole un vistazo al line-up de artistas.

Inspiraciones musicales que, hoy, son amistades

Akrii, como prefiere que le llamen (“La gente de mi pasado me dice Fernanda. Yo le pido a la gente que me diga Akrii, porque es como mi entremedio, y Akriila es, más, un personaje”, aclaró el año pasado), empezó a escribir canciones cuando aún cursaba enseñanza media.

“El proyecto nació en una época de cuarentena y pandemia. Yo estaba en el colegio, en tercero medio y ya hacía música de antes. Tocaba guitarra, le hacía canciones a mi primera polola“, explica.

Fueron esas primeras creaciones, basadas en el amor adolescente, las que le permitieron darse cuenta que la música le gustaba lo suficiente para comenzar a tomársela en serio: “Tenía que buscar un nombre. Me gustaba la combinación entre la A y la K y ahí me puse ciertas opciones”.

Pero no sólo las vivencias propias cimentaron su inspiración. También hubo exponentes de la escena cuyo arte abrazó con fuerza.

“A mí me ponen Convéncete y se me vienen flashbacks… Parque Bustamante, 2019Sismo, también, de Pablo (Chill-E) con Gianluca. Yo escuchaba mucha música de Diego Lorenzini, Seba Alfaro cuando era más chica. O si era algo más estadounidense, Clairo. Después salió S.U.N.O, de Pablo Chill-E. Descubrí al Poli (Polimá Westcoast), después al (Young) Cister. Y ahí, después, estaba la Trini y el Gian, que eran ya los que más me gustaban a mí”, recuerda.

Akrii no reprime su admiración por Princesa Alba (Trinidad Riveros), a quien describe como “la pionera del trap, el autotune y toda esta estética sad girl y bubble en Chile.

Tras irrumpir en la escena musical, la voz tras los éxitos Ya no quieres quererme Narcisa pasó de ser estrella estelar en sus audífonos a volverse una amiga cercana.

“Yo me junto con la Trini a almorzar y me da muchos consejos que yo sé que de un hombre no los voy a recibir, porque tampoco entienden cierta perspectiva dentro de”, explica.

Y el cariño es recíproco. A comienzos de este 2024, la propia Princesa Alba ahondó un poco con CNN Magazine sobre la relación de ambas y admitió que, entre las chilenas emergentes, AKRIILA es “de las que más admira y una de sus favoritas”.

Asimismo, confesó que la ayudó a valorar más su impacto en la escena urbana local, recordando parte de una conversación que tuvieron en el pasado.

“Ella me dijo por ti, por Princesa Alba, me di cuenta que yo podía hacer música y que uno podía hacer música desde su pieza y grabarse sin recursos y sin tener un estudio de música y nada muy pro“, recordó la joven de 26 años.

Un futuro brillante

La incertidumbre que conlleva dedicarse de lleno a la música “es algo que sigue como un tema familiar” para los Sepúlveda, según admite Akrii.

Sus padres siempre le sugirieron tener un plan B, pero con el tiempo, han ido respaldado su decisión: “Ahora yo digo igual me gustaría meterme a la U y se ríen de eso. Saben que no me voy a meter y tampoco quieren que me meta”.

Hoy, el futuro del nuevo año luce prometedor, con fechas confirmadas en Lollapalooza Chile y Argentina, Estéreo Picnic en Colombia y Axe Ceremonia en México.

A ella misma le gusta mucho la mística propia que conlleva asistir a esta clase de festivales. “Tú buscai eso, que estís desde las 11 de la mañana hasta las 4 de la tarde cagado de calor”, dice, entre risas. Descubrir artistas nuevos, siendo parte del público, e interesarse en sus propuestas: “Como, ¿quién es esta persona? Y que lleguís a la casa a escuchar su música”.

Ahora, desde el escenario, quiere provocar eso en los nuevos oyentes. Agradece el momento en el que se encuentra y ve en ello “una validación” a las semillas que viene plantando desde que comenzó, en plena pandemia.

“Es una oportunidad que no creíamos que se iba a dar tan pronto”, reconoce, siempre hablando en plural. “Tengo un buen equipo, que me ayuda mucho”.

Se refiere a su música como un proyecto y le gusta resaltar a las personas que la han ayudado a sacarlo adelante tras bambalinas. Muchas de las ideas creativas surgen a través de ellas.

“Obvio que yo hago la música, letra y todo, pero también tengo a muchos amigos que trabajan conmigo que me dan perspectiva y me dicen oye, esto está bien, esto está medio fome o esto es muy repetitivo, ya lo he escuchado. Y es lindo tener gente así, que siempre tenga una parada de: Mi trabajo es que esto esté perfecto y más allá de lo personal, si yo te quiero o no, te voy a decir lo que pienso“, sostiene.

Esa colaboración llega también en la estética visual; aspecto que, para Akrii, resulta igual de importante que las canciones.

“tú comís por los ojos”, asegura. “Nosotros tratamos de estar siempre con algo que esté resaltando o que te llame la atención. O algo que tal vez no lo entendís, pero lo vai a entender en un rato (…). Siento que eso hace que el proyecto destaque, de cierta forma, además de la música”.

Admite que, incluso la decisión de teñirse el pelo de color rojo “es parte” de su oferta artística, y ha tenido una recepción positiva por parte del público.

Ni cagando me puedo cambiar el pelo a negro si ya no me gusta. Digo tengo que esperar hasta un momento en el que sirva, tal vez. Siempre estamos pensando en el proyecto y a veces es muy obsesivo, pero a nosotros nos encanta”, reflexiona.

(Créditos: Cici Rivarola)

“Yo quiero que la gente escuche mi EP y que diga me cambió la vida, ¿cachai?”

La creatividad que Akrii inyecta en su trabajo nace en forma de un sentir y se desprende de pretensiones. Además, no quiere encasillarse.

“Al principio, ni siquiera sabía distinguir entre géneros (…). Para mí, era filo, estoy jugando con la música y voy a ver hasta dónde me lleva cierto estilo, en cuál me desenvuelvo mejor”.

Dos años después, se ha sumergido mucho más en la cultura musical y tanto la distinción de estilos como “en lo que se ve más y en lo que no” llegan de manera más automática, aunque siempre manteniendo la naturalidad de sus emociones.

“A veces, escucho una base y me puedo hacer un tema inventado sobre cualquier cosa. Pero también soy una persona que escribe mucho sobre lo que siente o sobre lo que piensa, y las letras se van destacando un poco por eso. Canto de cómo yo veo la sexualidad, el amor o el desamor“, detalla.

Reconoce la importancia de la lectura y su predominancia en la calidad de la composición lírica. “Me hace soltar un poco el lápiz”, explica. “Estamos haciendo un álbum que se trata un poco de eso, de la escritura”.

Define la entrega previa de su proyecto, el mixtape debut 001 (2023) como “puros desahogos”. Cuenta que, en ellos, descargó una profunda rabia contenida no sólo hacia sí misma, sino también la ciudad y las personas.

Pero la narrativa de su próximo trabajo toma nueva dirección. Ella y su team buscaban dar comienzo a una etapa en la que escribiera sobre la perspectiva que guardaba sobre temáticas diversas.

La ambición de lo que busca transmitir en los oyentes, por lo demás, no es poca. “Yo quiero que la gente escuche mi EP y que diga me cambió la vida, ¿cachai?”.

El lanzamiento de este próximo trabajo de estudio está programado para mediados de 2024.

La joven cantante adelanta que, pese a que, en esta nueva entrega habrá más disrupción melódica, las letras equilibrarán la balanza manteniéndose “súper digeribles”. Mas no por eso menos genuinas.

“Auténticas”, aclara la propia Akrii, que siempre va dejando pedazos de sí misma en su arte. Y su explicación no da lugar a peros: “Porque son mías“.

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