Por Alejandro Vega
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“El miedo es parte de la vida”, dice desde su oficina el médico italiano Stefano Merigliano, profesor titular en la Escuela de Medicina de la Universidad de Padua, desde la cual atiende la videollamada de un equipo de reportajes de CHV Noticias. Se encuentra solo, pero con la mascarilla al cuello por si alguien llegara a entrar.

“Si estamos en una habitación con dos personas, ambas tienen que usar mascarilla”, asevera este profesional con 45 años de experiencia en la medicina. Jamás se había enfrentado a una epidemia como esta, tan desconocida en su comportamiento.

No elude su temor, porque “ya han fallecido más de 200 médicos” en Italia. Algunos de ellos conocidos suyos.

“Han muerto enfermeras, médicos, muchas personas mayores. También han muerto jóvenes porque este virus no perdona a nadie. No se trata de pueblos ricos o pueblos pobres, basta mirar lo que está ocurriendo en Nueva York, donde hay más de mil fallecidos”, sostiene el el académico.

Stefano Merigliano, médico y profesor titular de la Escuela de Medicina de la Universidad de Padua, Italia.

Merigliano encabezó durante seis días el proceso de toma de muestras de todos los habitantes del pueblo de Vo’Euganeo, después que dos vecinos longevos fueran hospitalizados con pulmonía sin manifestar los síntomas del COVID-19.

Ellos se convirtieron en las dos primeras víctimas fatales en esta localidad ubicada al norte de Italia.

La estrategia que se aplicó en el pueblo –asegura- fue  imponer la cuarentena total, y bloquear los accesos con policías y militares. Tras aplicarse el test a casi toda la población y contra todo pronóstico, quedó en evidencia que un alto porcentaje de los habitantes infectados no se sentía enfermo y tampoco presentaba los síntomas del virus.

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“En esta infección, el paciente asintomático transmite la enfermedad. Son personas aparentemente sanas pero con el virus. Estas personas sanas con el virus son cerca del 50% de los positivos”, por lo tanto, recomienda que “hay que encontrar a los positivos sin síntomas”.

El sistema público de salud italiano nunca había enfrentado un colapso en invierno, como ocurrió en esta ocasión por el COVID-19. A diferencia de Chile, que cada año vive una situación crítica cuando bajan las temperaturas. Para amortiguar los duros meses que enfrentaremos, el mensaje de Merigliano es claro: “La única esperanza es interrumpir el contagio y  encerrarse en casa de tres a cuatro semanas. Yo estoy sólo en mi oficina y tengo la máscara (de tejido doble) siempre, siempre, siempre”.

El aislamiento es una herramienta fundamental para este médico, porque “si no lo frenamos ahora, será una catástrofe mundial”, sentencia.

Doctora chilena en España no descarta una mortandad

España suma 3.014 fallecidos y los hospitales ya comienzan a colapsar por la elevada cifra de infectados. “Es una situación muy dura”, asegura la chilena Javiera Puentes, especialista de medicina intensiva que se desempeña en el hospital Universitario de Bellvitge, en Barcelona.

Hospital Universitario de Bellvitge de Barcelona, donde la doctora chilena Javiera Puentes atiende a pacientes con COVID-19.

Puentes dice que diariamente realizan 400 test, muy por encima de la cantidad de exámenes que se toma en cada hospital chileno. Es que los criterios usados para hacer el examen son distintos, y así lo confirma una funcionaria de la Posta Central de Santiago. “El martes se tomaron sólo 48 test, porque se dio la indicación que hay que tomarle el examen sólo a las personas que tienen fiebre”, dice una funcionaria de la urgencia capitalina que nos pide mantener su nombre en reserva.

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La doctora Puentes ha enfrentado epidemias alrededor del mundo, como el Ébola en África, cuando integraba la organización Médicos Sin Fronteras.

Su proyección de la enfermedad en  nuestro país es preocupante. Asegura que las próximas 20 semanas van a ser las más difíciles de los últimos 100 años en Chile. El  “panorama es malísimo. En general tiendo a no dramatizar, pero estoy súper preocupada porque en Chile hay condiciones para que esto se propague y alcance proporciones nunca antes vistas”.

La doctora Javiera Puentes no descarta que en Chile haya una mortandad como en España o Italia.

El epidemiólogo Aníbal Vivaceta considera que en Chile estamos muy atrasados en la aplicación de medidas restrictivas y que el escenario que se proyecta es parecido al de Italia y España. Piensa que “a partir de este fin de semana vamos a empezar a ver en las cifras el efecto del viaje al litoral que hicieron las personas del sector oriente, y que salió a sembrar el virus por todas partes, porque es evidente que de aquí salió gente con el virus que tiene una vida social muy intensa, que se relaciona mucho”.

Puerto Williams: Un “laboratorio” en cuarentena

Por sus características aisladas en el extremo austral y la cantidad de habitantes que no alcanza los tres mil, la comuna de Puerto Williams es quizás la que más podría asemejarse al  pueblo italiano de Vo’ Euganeo, con temperaturas similares en esta época del año.

Como medida sanitaria la comuna fue cerrada. Nadie sale de sus casas. Nadie entra al territorio.

Eso, después de que un dentista viajara desde Santiago a atender pacientes supuestamente sin esperar el resultado del test que se hizo en la capital.

“Esta persona se tomó el examen porque se sentía raro, viajó a (Puerto) Williams. Cuando estaba en Williams le informaron que había dado positivo y se devolvió. Se vino a Punta Arenas en un avión DAP y él siguió viaje a Santiago”, asegura el presidente del Colegio Médico de Magallanes, doctor Gonzalo Sáez.

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Antes de regresar a Santiago, el odontólogo no sólo habría atendido a un número indeterminado de pacientes. También participó en una ronda médica en el sector de Puerto Toro, como lo muestra una serie de fotografías que encendieron las alarmas en los habitantes.

En ellas aparece el dentista junto a un grupo de profesionales de la salud entre los que hay una enfermera de Puerto Natales que dio positivo al examen, un médico que también contrajo el COVID-19, y el director del hospital comunitario. De forma individual o grupal, todos tuvieron contacto con la comunidad, incluyendo a funcionarios de Carabineros, de la Armada y de la PDI, además del gobernador y el alcalde, como lo demuestran las fotografías que fueron compartidas en las plataformas digitales de las instituciones de gobierno.

El dentista santiaguino participó de una ronda médica en Puerto Toro, con otro médico que arrojó positivo, además del director del hospital Cristina Calderón de Puerto Williams.

Recluido en la cuarentena de su casa, el gobernador Nelson Cárcamo atendió nuestra llamada. Él encabezó el operativo de prevención del coronavirus. “Nosotros con el director del hospital fuimos las víctimas. Estuvimos con el médico que fue portador. Estuvimos en el operativo médico de Puerto Toro y ahí tuvimos un acercamiento, lo saludé de mano. Espero que ahí no haya habido nada, espero”, dice con cierta resignación.

El gobernador junto al director del hospital están en cuarentena luego de tener  contacto con el médico contagiado de COVID-19.

La autoridad confirmó la llegada de un avión FACh con un equipo médico que le tomará el examen en algún momento. Agregó que el alcalde de Puerto Williams, Patricio Fernández, “ha tenido contacto conmigo, ha tenido contacto con el director del hospital, con todas las personas del grupo, de una u otra forma ha estado en las reuniones también”.

Nos comunicamos con el jefe comunal para saber si se sometió al examen, ya que no se encuentra en cuarentena, según nos dijo la asistente que respondió nuestra llamada. “En algún momento me haré el chequeo preventivo, por ser una autoridad que ando en la calle. Primero tengo que dejar avanzado el trabajo comunitario”, dice Fernández.

El alcalde de Cabo de Hornos sostuvo reuniones de trabajo con personal policial y de la armada. Aquí aparece junto al gobernador que se encuentra en cuarentena.

El director del hospital que tuvo contacto directo con contagiados de COVID-19 también sostuvo reuniones con el alcalde y personal policial.

El 90% de los funcionarios del recinto hospitalario están en cuarentena obligatoria. Serían unas 100 personas sólo de Puerto Williams y 800 en la región.

En las últimas horas se confirmaron dos positivos. Una mujer de 32 años y un hombre de 33, ambos funcionarios de la salud.

“No le comunicaron a la población quienes son los contactos que tuvo el dentista. Todos siguieron trabajando y siguieron exponiendo a la gente por más de una semana”, denuncia la vocera de los vecinos organizados contra la instalación de la industria salmonera en Puerto Williams, Lisselotte Álvarez.

La Armada asumió el control de pueblo para abastecer al hospital y a los 2.900 habitantes que se encuentran completamente aislados. Los cuatro minimarket de la localidad se encuentran cerrados. Los alimentos se entregan por pedidos vía electrónica y los marinos son los encargados de la distribución que incluye el abastecimiento de leña para los pobladores de la zona, donde en esta época del año las temperaturas oscilan entre los 0 y 8 grados celsius.

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