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Víctor Pérez Varela ha dedicado su vida a la política, desempeñándose como diputado y senador durante 30 años, siendo una figura relevante para la Unión Demócrata Independiente (UDI).

Sus inicios empezaron en la Universidad de Concepción, siendo electo delegado en el centro de estudiantes en la escuela de Derecho. Luego, en 1972, se integró a la juventud del Partido Nacional. Tras el golpe de Estado, tuvo una relación estrecha con Jaime Guzmán, ideólogo de la Constitución de 1980.

Pérez fue designado alcalde en 1981 hasta 1987. Luego, tuvo una trayectoria en el Congreso y en el segundo gobierno de Sebastián Piñera fue ministro del Interior y Seguridad Pública. En un nuevo capítulo del especial “CNN 50: Testimonios de la historia” conversamos sobre sus vivencias durante la Unidad Popular, su relación con Jaime Guzmán,  y sus reflexiones entorno a la figura de Augusto Pinochet  y Salvador Allende.

—¿En qué estaba su vida el 11 de septiembre de 1973?
—Yo era estudiante de la Universidad de Concepción y dirigente de la juventud del Partido Nacional, en una época extraordinariamente politizada. Ese día por cosas de la vida fui a la universidad y noté algo raro. Había poca gente y desde el barrio universitario, me trasladé al centro de la ciudad y luego a la sede del partido, así fue como empezamos a recibir la noticia sobre lo que estaba pasando.

—¿Cómo fue el ambiente previo?
—Muy violento… en la Universidad de Concepción era siempre un enfrentamiento entre el Partido Comunista y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Además, era muy difícil que nosotros pudiéramos realizar actividades políticas al interior del barrio universitario. De hecho, en 1971, al frente de la escuela de Derecho, el PC asesinó a un militante del MIR que se llamaba Arnoldo Ríos, después el MIR saco una brigada. Luego, bajaron su intensidad, ya que a nivel nacional ambas partes enviaron a sus representantes a tomar el control de la situación. Demostraron que eran partidos militares, obedecían las órdenes.

En ese tiempo, el exministro Pérez recordó que existía en la escuela de Derecho un frente universitario compuesto por la Democracia Cristiana, Partido Nacional y gremialistas, donde alcanzaban acuerdos en las asambleas, pero terminaban en enfrentamientos al llegar otras fuerzas políticas. “La violencia que viví en la universidad, me marcó para siempre, porque creo que eso nunca debe suceder en un país, porque al final es una tragedia”, subrayó.

—¿Cuáles eran los temores que existía en su sector en esa época?
Lo que se planteaba. Al recordar la famosa entrevista entre Salvador Allende y el marxista Régis Debray, Allende dijo que firmó el recurso de garantía con la Democracia Cristiana como un recurso táctico, ya que lo que importaba en ese momento era conquistar el Gobierno. Si se firmaba ese estatuto de garantía constitucional, la Democracia Cristiana votaba por Allende en el Congreso, pero eso era simplemente un recurso táctico. Lo que Allende le importaba era la conquista del poder y era lo eso que veíamos todos los días en las discusiones políticas, en la movilización, y esa era la lucha que se estaba desarrollando y en la Universidad de Concepción tenía una expresión mucho más radical que en otros lugares del país.

—¿La Unidad Popular no respetó ese estatuto de garantías constitucionales?
El estatuto de garantías constitucionales Allende dijo que era un recurso táctico y no lo respetó. De hecho, después se produjo una discusión fuerte en el Congreso entre Eduardo Frei Montalva y Patricio Aylwin, quienes eran los defensores de este estatuto con la UP.

El Golpe de Estado

Tras el 11 de septiembre de 1973, Pérez relató que el Partido Nacional se disolvió y solo mantuvo contacto social con las personas en la escuela de derecho y de otras casas de estudios, dejando atrás las huelgas y manifestaciones. “Se había agotado el sistema político en Chile y había que generar una nueva instancia”, manifestó.

Respecto a las medidas que implementó la Junta Militar, sostuvo el exsenador que “cuando se quiebra el Estado de Derecho y es puesto en duda, se pierden las garantías individuales, era complejo de rearmar el país. Sin embargo, en la universidad y en Concepción se retomó con normalidad la situación, tuvimos clases hasta febrero y pruebas hasta después del Festival de Viña del Mar”.

“Recuerdo que el 11 de septiembre de 1974 hubo una marcha en apoyo al Gobierno militar, como nunca había visto en Concepción, ni siquiera en las concentraciones más grandes que hicimos antes del 11 de septiembre de 1973, la gran concentración que se hizo debió haber sido en mayo, donde el único orador fue Patricio Aylwin”, expresó.

El exsecretario de Estado indicó que luego se vivieron periodos de “dificultades económicas” durante el transcurso de la dictadura. Al ser consultado el exsecretario sobre el conocimiento de los centros de detención, respondió: “Los diarios informaban y se hicieron Consejos de Guerra para sancionar y todo esto era público. Mis profesores participaban en los Consejos para defender a los detenidos y el Diario El Sur lo publicaba, existía información y eso hay que destacarlo de la persona que estaba a cargo en la zona. Creo que era un general que se llamaba Washington Carrasco, lo hizo con sensatez y prudencia, el mundo estaba bastante informado de lo que pasaba por lo menos el primer año”.

—¿No hay sorpresas de esta represión a algunos dirigentes políticos o pensaban que eran simplemente violentistas?
El 11 de septiembre fue una ruptura, una ruptura que venía desarrollándose en los dos últimos años. Una expresión de dos sectores ciudadanos que no nos entendíamos, un permanente encuentro violento. En la universidad tenía primos que eran socialistas y no nos hablábamos, el grado de división impulsó a un momento de clímax de la ruptura donde un sector fue derrotado.

En esa misma línea, el exsenador reflexionó sobre el quiebre de la democracia: “Uno lo tiene que mirar con mucha claridad, un sector en ese clímax violento de enfrentamiento fue derrotado, y fue la izquierda. ¿Fueron víctimas? Sí, pero pudieron ser victimarios, al igual que en Cuba, Nicaragua y Venezuela. Perdieron militarmente”.

“A pesar de ser un poco del bando triunfador, no me gustaría que volviera pasar. Una sociedad democrática civilizada resuelve los problemas por otra vía, pero yo no veía otro camino. Era muy violento y el país paralizado”, indicó.

—¿Cuándo se enteró de las violaciones de los derechos humanos?
—Yo siendo estudiante de la escuela de derecho, empezó a llegar información en las conversaciones que teníamos con Jaime Guzmán. También que existía un órgano del Gobierno Militar que era la DINA, por esas razones me incorporé fuertemente al trabajo de Guzmán, quien fue permanentemente adversario. De hecho, cuando Jaime Guzmán murió tenía querellado a Manuel Contreras.

Desde su perspectiva, el ex parlamentario, puntualizó: “Una cosa es derrotar militarmente al adversario con toda la violencia que eso puede causar, y otro es cometer crímenes sin sentido, que además le generaba al Gobierno militar problemas y no soluciones“.

Respecto a los aparatos de inteligencia que participaron en casos como el atentado a Bernardo Leighton, el exsenador afirmó: “Quienes creyeron que hacían una tarea a favor del gobierno militar haciendo ese tipo de cosas y crímenes es todo lo contrario, minaron la credibilidad del gobierno militar“.

Al reflexionar sobre la figura de Augusto Pinochet y su rol en el golpe de Estado, el exministro del Interior, reflexionó: Existió porque existió la Unidad Popular. Augusto Pinochet existió porque hubo un Salvador Allende, es el efecto. Creo que trató de modificar sustancialmente el país, Chile era el país más pobre de Latinoamérica y terminó siendo uno de los países líderes, muchas de las políticas que se llevaron adelante fue a través del presidente Pinochet”.

“En un ambiente tan violento, es una figura dulce y agraz, gente que lo odia, gente que lo respeta, pero jugó un rol importante en el Chile de hoy”, agregó.

Por otra parte, al analizar las violaciones de derechos humanos cometidas en el régimen militar, sostuvo que Pinochet “siendo el Presidente de la República y siendo el comandante en  jefe del Ejército, tiene esa responsabilidad política. Pero, salvo por la retórica, no existe ningún antecedente jurídico y documento en donde que se haya ordenado violar sistemáticamente los derechos humanos. ¿Se violaron los derechos humanos? Sí, pero que haya existido una orden clara de hacer eso, nunca se ha establecido y eso la izquierda lo ha beneficado”.

Le digo a la izquierda que tenga cuidado, ya que ellos traicionaron a Allende. La izquierda trata de que solo hablemos del 11 para adelante, y qué paso el 10, 9 y 8, ¿por qué no quieren hablar del discurso de Carlos Altamarino? Existen muchos libros que muestran como la izquierda traicionó y abandonó a Allende, la historia tiene dos caras y no miremos solo una”, concluyó.

Estallido social, nueva constitución y 50 años del golpe de Estado

Víctor Pérez, fue ministro de Interior y Seguridad Pública tras el estallido social y en medio de la pandemia, bajo un clima de manifestaciones y enfrentamientos entre manifestantes y policías.

Cuando nosotros tenemos gobernantes que han respaldado la violencia y han respaldado a los violentos, a mí me parece que eso repugna a la ciudadanía. Yo era parlamentario cuando recibieron a la primera línea del estallido social. Ellos destruyeron el centro de Santiago y los recibieron como héroes en el Congreso Nacional. Hoy el Gobierno hace un esfuerzo de pintar lo que rayaron, que era solo una parte de la violencia, ya que a mucha gente le dañaron también sus negocios”, remarcó.

“Yo quiero hacer un llamado a que todos rechacemos la violencia venga de donde venga, si no siempre habrá un victimario y una víctima”, instó el exministro.

Luego, al recordar el proceso constituyente anterior y la derrota del Apruebo en la votación del plebiscito de salida, Pérez sostuvo que “la ciudadanía demostró una mayor sabiduría que todos los grupos políticos. ¿Por qué la gente votó por el Rechazo? No fue por la anécdota de que alguien hablaba desde la ducha o porque alguien llegara disfrazado, sino porque quieren libertad para sus hijos, libertad para decidir sobre sus recursos previsionales y libertad para escoger donde se quieren atender”.

Fue un resultado que nadie esperaba, la gente rechazo una Constitución con todas las ideas de la izquierda, y la izquierda sigue tratando de imponerlas a pesar de esa derrota“, añadió.

Ad portas de los 50 años del golpe de Estado, concluyó que “con todo lo doloroso que puede ser para mucha gente y para gran parte del país. Esto nos debe llevar a cómo miramos el futuro y no volver a las cosas del pasado, a restregar las heridas y hacernos culpables entre unos y otros. Uno ve que el Presidente de la República en vez de hacer eso, está en la política contraria, lo cual me parece una irresponsabilidad muy grande o no está a la altura de un país que vivió un momento complejo y doloroso“.

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