Por Dr. Zombie
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El pasado jueves 6 de junio fue el estreno de X-Men: Dark Phoenix, la última cinta de los superhéroes mutantes de Marvel Comics, bajo el control de Twenty Century Fox.

Esta historia, que consta de 11 películas, nació en el año 2000 bajo la dirección de Brian Singer, quien continúa como productor y que lanzó al estrellato definitivo al actor Hugh Jackman en el papel de Wolverine.

La producción cierra una etapa importante del género superhéroes bajo la dirección de Simon Kinberg. Esta es su primera cinta como director, pero el británico ha escrito y producido casi todas las películas anteriores de X-Men.

X-Men: Dark Phoenix presenta a Sophie Turner en el papel de la mutante psíquica, que luego de un incidente espacial, recibe en su cuerpo el poder cósmico de Fénix, una entidad muy pasional que ostenta un poder casi imparable en el universo.

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Para muchos, el problema radica en que esta entrega no es un final de saga como se esperaría por la premisa de ser la última de studio Fox.

Sin embargo, hay que recordar que la compra de la productora ocurrió cuando la saga estaba avanzada, por lo que era costoso volver a replantear todo en torno al gran final.

 

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