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Cristina padece de renitis pigmentaria y ceguera total, mientras que Roberto sufrió poliomielitis cuando tenía cuatro años.
Ambos son discapacitados y después de 35 años juntos siguen acompañándose día a día. Un amor que comenzó a temprano edad, ya que al momento de casarse Cristina tenía 20 años y Roberto siete años mayor.
Una historia que no sólo se ha desarrollado en el amor, sino también en el esfuerzo y la superación de ambos debido a la discapacidad que los dos padecen. Relación que para ellos tiene como base el humor y el servicio diario.
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