A nivel mundial, una extraña enfermedad ha alertado entre los expertos de la salud por la gravedad de sus secuelas y lo difícil de ser diagnosticada.
Se trata de la enfermedad meningocócica invasora, la cual es capaz de matar a una persona de cualquier edad en solo 48 años. Su transmisión es a través de secreciones respiratorias o saliva, y su periodo de incubación es de 2 a 10 días.
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Al ser de difícil diagnóstico, puede producir secuelas importantes. Es una infección bacteriana grave que ataca a las membranas que rodean al cerebro y a la médula espinal (meningitis), o daño en múltiples órganos (meningococcemia).
Esta enfermedad se da en más del 50% de los casos en pacientes previamente sanos, “siendo de curso fulminante, con síntomas y signos inespecíficos por lo que se puede confundir con una infección viral en sus primeras horas. Incluso un diagnóstico precoz puede resultar en una evolución tórpida e insatisfactoria”, explica el Doctor Rodolfo Villena, pediatra infectólogo de Clínica Las Condes
“Por estos motivos, la prevención a través de la inmunización contra el meningococo ha demostrado ser la estrategia más eficiente para su control a nivel poblacional”, agrega el profesional.
Los primeros síntomas de esta enfermedad son: fiebre, decaimiento, dolor de cabeza, náuseas, vómitos y llanto persistente, especialmente en niños. Otros signos más tardíos son la aparición de manchas de color rojo vinoso en la piel y una rigidez en la nunca.
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Aunque sea diagnosticada y tratada de forma oportuna, según cifras de la OMS, entre un 5 y 10% de los pacientes fallece entre las primeras 24 a 48 horas desde que aparecen los síntomas. Incluso, la tasa de letalidad de la enfermedad meningocócica es del 10% al 15%, aún con la terapia antibiótica adecuada y puede llegar al 40%3.
Secuelas y tratamientos
Esta enfermedad debe ser considerada de urgencia médica, ya que cerca del 30% de quienes la padecen pueden presentar alguna secuela permanente, las cuales pueden ser físicas o psicológicas como problemas de motricidad, de audición, lenguaje, visión y cognitivas. Asimismo, las secuelas físicas son más inmediatas, como la amputación de dedos o miembros.
“En Chile, durante la década de los 90´s existió un brote de Enfermedad Meningococica Invasora por serogrupo B y el 2012 tuvimos uno por serogrupo W, con la tasa de letalidad más alta en los últimos 30 años, del 26%”, detalla el Doctor Villena.
Según un informe del Instituto de Salud Pública (ISP), en el brote de 2012 se registraron 117 casos de infección invasiva por meningococo. El 42% de los casos correspondía a menores de 5 años y el 27% tenían menos de 1 año de edad.
Si bien cualquiera puede contraer esta enfermedad, los niños son más vulnerables producto de la inmadurez de su sistema inmune. Es por eso que es necesario prevenir a través de la vacunación.
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Actualmente, el Programa Nacional de Inmunización (PNI) no contempla una vacuna contra el meningococo B. En el mercado próximamente estará disponible una vacuna contra esta bacteria.
Por esto, Villegas hace un llamado a las familias chilenas a acercarse a su médico “para evaluar la forma de acceder a las vacunas disponibles en Chile (algunas de ellas cubiertas en el PNI), las cuales pueden ser administradas desde los 2 meses de vida en adelante. En caso de haber estado en contacto cercano con alguien con meningococo, debe contactarse con su médico para evaluar la necesidad de recibir quimioprofilaxis antibiótica y evitar que más personas se enfermen”.
Otras medidas para prevenir esta enfermedad son: mantener el higiene en el hogar, con la ventilación de espacios y el lavado frecuente de manos; cubrirse la boca y nariz al estornudar o toser; y evitar el intercambio de saliva, enfriamiento y los lugares hacinados.
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