Claudia Palominos, periodista especializada en teatro y espectáculos, nos trae tres obras que se presentarán en distintos Santiago y Viña del Mar y que están enfocadas en distintos públicos.
La primera es “Ánimas de día claro”. Surge a partir de la creencia popular de que el espíritu de que un muerto no puede acceder al descanso eterno si aún conserva algún deseo que no se cumplió en vida. Así, cinco hermanas muertas aún penan en una casona de campo donde solían habitar. Gracias a Eulogio, un joven e inocente pueblerino que se acerca con la intención de comprar la casa, cada una de las hermanas logra materializar los anhelos reprimidos, excepto Bertina. Ella siempre quiso dar un beso a un enamorado, pero no podía porque el lunar en la punta de su nariz volvía turnios a sus novios. Sin embargo, cuando por fin logra besar al visitante, ya no desea irse, pues se ha enamorado y, con ello, ha engendrado un nuevo deseo que la sujeta a tierra.
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“Ursaris, el último encantador de osos” es la otra obra que se presentará en la capital, específicamente en el Centro Cultural Puente Alto. El espectáculo rescata la antigua práctica de los encantadores de osos de Europa del Este, donde el domador gitano Laszlo y la osa Koqoshka recrean las antiguas ferias ambulantes. Ya no hay amo y bestia, sino un hombre y una osa que se entienden sin violencia y con música.
Llega la precuela de las aventuras de Laszlo y Koqoshka, el origen de la comunión entre el domador y el animal que renueva la tradición folklórica de Bulgaria, Rumania y Turquía con notas de canción gitana. Laszlo es el último exponente del antiguo oficio gitano del ursari, nómadas expertos en entrenar osos. En esta obra él cuenta que la violencia con que se domaba a estos enormes mamíferos lo llevó a buscar otra forma de hacerlo, y a encontrar un animal para aplicar su método totalmente libre de castigos.
Finalmente, con la exitosa obra “Viejos de mierda”, Coco Legrand regresará a Viña del Mar durante febrero, acompañado de los destacados actores nacionales Tomás Vidiella y Jaime Vadell, quienes retratan un encuentro con divertidas situaciones. Alejandro González, más conocido por su seudónimo de “Coco Legrand”, comenta que todo comienza con “tres viejos que se encuentran en una sala de espera de una municipalidad muy moderna, todo perfecto y clínico. Pero como todas las cosas en este país está hecha a medias, entonces se llueve”.
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